Que Mahón es un puerto extraordinario no merece mayor explicación pues su historia en los últimos tres siglos constituye una prueba concluyente. Un puerto de aguas profundas (más de 20 metros de sonda en todo su recorrido, casi tres millas desde la bocana), abrigado de casi todos los vientos y con fondos que son buenos tenederos. Hasta tres flotas de guerra podía albergar el puerto en el siglo XVIII.

Esas características justifican el deseo de las grandes potencias, desde finales del siglo XVII, por dominar el puerto de Mahón, que pasó en diversos períodos por manos francesas, inglesas y españolas. Hoy Mahón es un puerto estatal, integrado en el ente Puertos del Estado, gestionado por la Autoridad Portuaria de Baleares, con sede en Palma de Mallorca.
El puerto de Mahón ha contemplado en las últimas semanas dos acontecimientos destacables, aunque de signo diferente, uno alegre y otro cansino. Empecemos por éste último. Anda la Autoridad Portuaria de Baleares barajando citaciones judiciales a causa de la concesión de una zona de amarres del puerto de Mahón a una empresa menorquina. Denunciada la concesión por los competidores, la Fiscalía y el Juzgado concluyen que en efecto la concesión contó con el favor de la presidencia y directivos de la Autoridad Portuaria, algunos de ellos procesados, y con presiones aun por dilucidar de políticos locales que querían ayudar a la empresa de la tierra.

Una situación que, sin duda, vulnera la normativa de puertos y el principio de igualdad ante la ley y de neutralidad de las Administraciones públicas; pero al mismo tiempo, una situación que, tal vez manejada con más discreción, está ampliamente extendida por los puertos españoles, estatales y autonómicos, y en no pocos concursos y procesos concesionales de otros ámbitos.
El gran acontecimiento, éste positivo, que vive el puerto de Mahon tiene que ver con la evolución de la Illa d’es Rei (Isla del Rey, apenas 41.177 metros cuadrados), desde que en 2.004 un grupo de animosos voluntarios, encabezados por Luis Alejandre Sintes, general del Ejército español con una sobresaliente carrera profesional, decidieron recuperar de los escombros el hospital naval que construyeron los ingleses en 1711 y que sirvió como instalación sanitaria hasta 1964. Desde entonces, cuarenta años de abandono, saqueo y destrucción.

LA ILLA D’ES REI
Hoy, 17 años más tarde de la creación de la Asociación de Amigos de la Isla del Hospital, el antiguo edificio está reconstruido en un setenta por ciento, alberga un entrañable y luminoso museo de la Medicina y la Cirugía, todo él construido con donaciones y organizado por los voluntarios, hombres y mujeres; y la Fundación Illa d’es Rei ha concluido un contrato para albergar una multinacional galería de arte, Hauser & Wirth, que además de comerciar promueve talleres y encuentros culturales con los artistas que exponen.
La galería ha recuperado un viejo edificio en ruinas, al sur de la isla, y lo ha convertido en una alegría para el visitante que decide subir a la embarcación que lo llevará en unos minutos desde Mahón a la isla del Rey para admirar la maravillosa recuperación del histórico hospital naval y contemplar la obra pictórica, fantástica a mi juicio, de Mark Bradford.

¿Cómo se les ocurrió a los primeros voluntarios acometer una empresa que en su momento debió parecerles quimérica? Luis Alejandre, presidente de la Fundación Isla del Rey, y artífice del milagro, me confiesa que la idea vino de unos visitantes de la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona, que en 2004 viajaron a Menorca para conocer el antiguo Hospital Naval, cuya historia les parecía de gran valor.
Lo que vieron les escandalizó: basura, edificios semiderruidos, sin ventanas ni puertas, vigas arrancadas y ratas como conejos. Eso le comentaron a Luis Alejandre, horrorizados por la desidia de los menorquines ante su patrimonio cultural. Y el impulso para iniciar las obras de recuperación, añadido al liderazgo y el entusiasmo del grupo inicial, vino del alcalde de Mahón entre 1993 y 2008, Arturo Bagur Mercadal, ex presidente del PSOE menorquín, militancia que abandonó en 2015 ante la deriva ideológica reaccionaria del partido. Un político cuya trayectoria permite atisbar la necesidad y los beneficios de la actividad política ejercida con talento y decencia. El alcalde Bagur no puso obstáculos a la iniciativa y les brindó el apoyo de los servicios del Ayuntamiento. Así empezó la asombrosa y fascinante historia de los voluntarios de la Asociación de Amigos de la Isla del Hospital, hoy Fundación Hospital de la Isla del Rey.

El general Alejandre sigue desplegando su energía y liderazgo y su capacidad para amalgamar esfuerzos y voluntades. Lo que ha conseguido en la isla del Rey impresiona y admira. Hoy la isla es un jardín de visita obligada; el antiguo Hospital luce un entrañable museo y en fecha próxima se inaugurará un centro de interpretación del puerto de Mahón diseñado por Joan Alemany. Y Hauser&Wirth han hecho una apuesta y una gran inversión para llevar a esa isla situada en medio de las aguas portuarias, entre la antigua Villacarlos (hoy Es Castell) y Cala Llonga, una iniciativa cultural con ambición universal.
Lo dicho. Mahón es un puerto extraordinario.
NOTA DEL EDITOR. La foto de portada, con el buque de cruceros EUROPA 2 maniobrando el pasado 6 de agosto para atracar en la nueva terminal de pasajeros del puerto de Mahón, es obra de José Barber Allés, miembro destacado de los voluntarios que han recuperado el histórico Hospital Naval de la isla del Rey.