La General Manager de CSP Iberial Bilbao Terminal, Elvira Gallego, ha escrito este artículo en el número de diciembre de 2021 de la revista de Feteia-Oltra, que se puede consultar aquí.
«La pandemia iba a seguir siendo este año nuestro foco de atención y preocupación, pero la disrupción de la cadena de suministro ha irrumpido de lleno en nuestras vidas y trabajos. La Covid-19 ha conseguido un hito inédito: “parar el mundo”, parar la rueda, y eso supone cambiarnos el paso. A priori parecía que solo era cuestión de volver arrancar e ir cogiendo ritmo para recuperar nuestras empresas y nuestras vidas, no obstante, el tema ha resultado ser mucho más complejo.
Al retardo natural que tenía nuestra cadena de suministro, con un 6% de los barcos en tránsito parados en algún momento durante sus rutas, se le ha sumado el retraso derivado del parón de marzo de 2020, incrementándose a más del 13%; si bien el gran accionador de nuestra crisis en la cadena de suministro ha sido el sustancial incremento del nivel de consumo, que ha sido imposible de gestionar y asumir. Los expertos vaticinan que este colapso puede llegar a durar hasta 2023. Nos encontramos con la tormenta perfecta sin barcos suficientes, escasez de transportistas, falta de equipo vacío, contenedores bloqueados que impiden mover nueva carga,
Todo ello ha impactado en empresas y particulares de tal forma que ha vuelto a cundir el pánico al desabastecimiento. Con una cultura en la que hay poco o ningún stock, porque no nos podemos permitir tener dinero inmovilizado, la exposición a la cadena de suministro es de tal calibre que hay empresas que han adaptado sus niveles productivos a esta circunstancia tan crítica como es la falta de componentes. Si le añadimos el efecto rebaño en la bolsa se agrava más el problema porque afecta directamente a las previsiones de crecimiento económico de los países.
Congestión global de los puertos
Los puertos de EEUU, saturados y congestionados, ven imposible atender a los innumerables barcos que esperan fondeados a ser descargados. De hecho, Biden ha aprobado un plan 24/7 con el objetivo de disponer de servicios portuarios de forma continua para salvar la Navidad. En Europa, la situación es similar con los principales puertos europeos congestionados y preocupa sobre todo el Reino Unido que, tras un Brexit mal gestionado, no puede asegurar el necesario abastecimiento a sus ciudadanos y empresas.
Nos alarma y con razón el incremento de los costes de los fletes respecto a los precios prepandemia, pero la verdad es que detrás hay un debate que es necesario abordar sobre nuestro estado de bienestar y el crecimiento necesario en el que hemos basado nuestros sistemas económicos. Con la crisis de componentes, claves para nuestras empresas, y la gran dependencia que tenemos de materiales que vienen de muy lejos y que solo pueden venir por barco, hay que replantearse el riesgo de continuar con ese nivel de dependencia. Hay grandes empresas que están apostando por el transporte aéreo para transportar sus componentes y todas estas decisiones van a seguir encareciendo la producción y por ende todos los productos que todos consumimos.
Mientras la cadena de suministro se va regulando para llegar a la normalidad, las empresas se están cuestionando rebajar la dependencia de productos fabricados de forma deslocalizada para volver a replantearse la necesidad de asegurar la proximidad en la fabricación de los componentes claves en nuestras producciones. Si lo trasladamos a una revisión humana sobre el modelo de consumo en el que vivimos y que actualmente nos estamos cuestionando, podríamos alargar la vida de lo que ya tenemos, darle un segundo uso a todo lo que ya no usamos y volver consumo del producto de temporada. También la pandemia nos ha inyectado tal inseguridad a nivel sanitario que estamos volviendo al turismo nacional, local e incluso a los pueblos.
Revisionismo del consumo
Estamos inmersos en un gran cambio individual y personal, en nuestra manera de relacionarnos con los demás y con el mundo. La distancia social ha venido para quedarse, sobre todo en cuanto a lo que se llama economía sin contacto, de hecho, hacemos mucho menos uso del dinero en metálico, pagamos con contactless y abusamos del delivery porque cada vez nos cuesta más ir físicamente a las tiendas. Va a producirse de forma natural un revisionismo del consumismo en el que estábamos para volver a una época de mayor austeridad. La transformación digital que se ha producido en muy poco tiempo nos ha cambiado para siempre.
Este cambio de paradigma parece que se va a implantar en nuestras empresas y negocios y el rediseño de la economía a nivel global puede llevar a acortar las actuales cadenas de suministro para hacerlas más resistentes y controlables. Eso será bueno si salimos reforzados a nivel Europa y salimos de la gran debilidad de nuestro nivel de dependencia de países asiáticos en la que estábamos inmersos, haciendo valer la fortaleza de la diversidad de los países que la conformamos. No se trataría de desglobalizar la economía sino de asegurar una gran parte de nuestra estructura económica para poder garantizar que no nos quedamos fuera del mercado y ganamos en capacidad de reacción. Solo si conseguimos hacer este movimiento como bloque europeo podremos salir de esta crisis mejor y más fuertes que cuando entramos en ella.
Inevitablemente todos los cambios de modelo tienen sus grandes contrapartidas y preguntas para las que no tenemos todavía respuesta y que son parte de la gran incertidumbre en la que está sumido el sector marítimo. Cómo rentabilizar las inmensas infraestructuras portuarias y los grandes mega buques ante la posibilidad de un cambio de modelo y racionalización de la globalización y cómo encaja la emergencia climática en el necesario cambio del proceso productivo, que debe ser competitivo y sostenible, son algunas de las grandes preguntas del sector.
Finalmente, quiero aprovechar para desear unas felices fiestas y que el año nuevo nos depare mucha salud y que recuperemos la tan ansiada normalidad».
Elvira Gallego, General Manager de CSP Iberial Bilbao Terminal