Se acabó el primer trimestre. Estamos en el tercero y la situación permanece inalterable en el mundo del contenedor, si no algo peor en cuanto a servicio y precios. El mercado es quien marca la tendencia, afirman algunos armadores. El mercado… el libre mercado, que es el rector de la economía según los preceptos mas radicales del liberalismo económico.
Pero el mercado, para ser libre, debe de tener unas normas estrictas que aseguren la libre competencia. El mercado no lo deben dominar ni la oferta ni la demanda, controladas en exceso por unos pocos. Así se suprimieron los cárteles y los monopolios en el siglo XX. Sin embargo en el mundo marítimo de hoy, un grupo de diez armadores controlan la oferta y la mantienen bien controlada.
En este trimestre sigue habiendo escasez de contenedores y, por eso, aquellos que tienen la potestad sobre los mismo, los utilizan donde obtienen más ingresos, así es que si hay menos contenedores en un determinado tráfico, se cancelan las salidas. Así de simple.
El resultado es que la falta de fiabilidad en la planificación de escalas que publican los armadores se mueve en un grado del un 40% de incumplimientos. El nivel de roll over (el dejar el contenedor cargado y en tierra para otra salida) alcanza niveles del 50% en la práctica totalidad de los tráficos. Y los fletes siguen altos. Muy altos.
La demanda en Estados Unidos no cede. Y mientras esta situación continúe y no aparezcan unas decenas de miles de contenedores nuevos, los que hay se ponen al servicio del que paga más.
¿Qué consecuencias tiene esta situación para las cadenas de suministro? Pues no muy venturosas, por usar un calificativo relativamente amable. Si los bookings se deben realizar con tres y cuatro semanas de antelación, si corremos el riesgo de nos cancelen la salida… el stock de bienes se resiente en gran manera y, así, se paraliza la fabricación de automóviles u otros productos, y los gestores de las cadenas estará todo el día mesándose los cabellos.
No hay a la vista un solo dato que pueda llevar un poco de luz al pozo oscuro en que está sumido el tráfico marítimo de contenedores. Y las cuentas de los armadores, subiendo. Como es natural con esta situación. Maersk ha declarado un beneficio de 2.700 millones de dólares en el primer trimestre, y los otros “nueve magníficos” se moverán en la misma proporción a tenor del número de contenedores que transportan. Esto, dicen, es el mercado y no hay mucho que hacer.
Y todos los buques portacontenedores disponibles ya están comprados o alquilados por los diez grandes y alguno mas pequeño. No hay contenedores y los grandes operadores ya han usado sus escandalosos beneficios de 2020 para encargar algunos centenares de miles más que se irán recibiendo y colocando en los tráficos más rentables a lo largo de la segunda mitad de 2021.
¿Qué mas? Un poco de orden. Transparencia. Y, como ha ocurrido en otros aspectos de la economía: regulación. Muy pronto tendrá que ocurrir o de otro modo la crisis que esta situación genera explotará en perjuicio de todos.
Alonso Contreras