Se preguntan muchos lectores por la identidad de quien mandaba el EVER GIVEN cuando varó en el canal de Suez. ¿Capitán o capitana? No estoy seguro, pero no considero necesario indagar más. Aplaudo la política de la naviera, secundada por las autoridades del canal, de mantener a la dotación del portacontenedores al margen del suceso a fin de proteger su nombre y hurtar a la prensa del fango la personalidad de quien estaba al mando y de los prácticos que le asesoraban.
Con esa política hemos conseguido que el debate sobre el accidente girara alrededor de sus causas objetivas, sin introducir detalles personales para excitar el morbo de los lectores. Un paso importante en la buena dirección.
¿Recuerdan ustedes lo que pasó en España cuando embarrancó el AEGEAN SEA en La Coruña, en diciembre de 1992? Horas después del siniestro, al capitán Constantinos Stavridis lo pasearon esposado por las calles de La Coruña y lo llevaron a una comisaria. Fue procesado y su nombre pregonado como chivo expiatorio por los incompetentes y canallas para rehuir su responsabilidad en el accidente. Había entonces un gobierno que presidía Felipe González.
Sin duda conservan en la memoria el sufrimiento del capitán Apóstolos Mangouras, del PRESTIGE, a quien sacaron del barco cuando llevaba sesenta horas sin dormir y detuvieron de inmediato bajo una acusación inventada. Eran otros canallas incompetentes, ahora de un gobierno presidido por José María Aznar, que se comportaron exactamente igual: montar una sucia campaña de prensa, confundiendo a los ciudadanos con mentiras y medias verdades para ocultar su responsabilidad en la tragedia. No respetaron nada. Sacaron el tema de las banderas de conveniencia, que la inefable Loyola Palacio convirtió, sin saber lo que decía, en “puertos de conveniencia”.
En el caso del EVER GIVEN, los comentarios y análisis difundidos por algunos capitanes con experiencia en el mando de grandes buques (E>300 metros) y que han pasado por Suez en varias ocasiones (Mariano Badell y Julio C. Asorey, entre otros), a la vista del video con la trayectoria del portacontenedores basada en las posiciones del AIS, atribuyen el accidente a un error del maniobrista. Esta primera conclusión (todos coinciden, además, en que la autoridad del canal carece de remolcadores para solventar con rapidez este tipo de problemas), hace más admirable, si cabe, la política de comunicación de Evergreen y de las autoridades egipcias. Y pone en evidencia, por si quedaba alguna duda, la villanía de aquellas autoridades españolas.
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