Abundando en este tema, que no es de menor incidencia en el devenir de la marina mercante mundial, no podemos dejar de prestar atención a un hecho de gran relevancia: Los tres principales armadores de contenedores con residencia en Taiwán, Yang Ming, Evergreen y Wan Hai, que están a su vez representados en la ‘Taipei Shipowners Association’, han acordado fijar un salario de entre 2.709 y 3.048 dólares norteamericanos para los marineros taiwaneses que se embarquen en los buques de su flota. Hacemos aquí abstracción del salario para oficiales.
El CEO de Yang Ming, Cheng-Cheng, en declaraciones públicas de este mismo mes de mayo, pone de manifiesto la falta de marineros en la flota que operan los armadores taiwaneses, y por extensión, toda la flota mundial. Es este un problema, no dejaremos de insistir, de mayor envergadura que el de la falta de chóferes para los camiones que se mueven en Europa. Si no hay marineros ni oficiales en los buques que efectúan el 90% del transporte marítimo, no hay comercio mundial, no se mueve mercancía de un lugar a otro de este planeta en el volumen necesario para mantener una mayor o menor posicionada economía mundial.
Y si nos referimos al ámbito comunitario, nos quedamos asombrados de ver como un problema de esta magnitud no se asume en la Comisión Europea con la entidad que merece. Sin tripulaciones que manejen los buques que entran y salgan de los puertos de la UE, difícilmente vamos descarbonizar…
El ejemplo de Taiwán
Nos parece que urge implementar políticas de formación para tantos inmigrantes que de una u otra manera acceden a nuestro sacrosanto espacio europeo. La pesca ya lo ha puesto de manifiesto: no hay tripulantes para los pesqueros. Pues tomemos en ejemplo de Taiwán y pensemos en formación y salarios para posibles marineros originarios de la inmigración.