Nos encontramos hoy ante un colega que acumula en su haber los años finales del siglo XX de la marina mercante española: Jordi Juan Torres Lana, capitán y durante años, delegado en Barcelona de Marasia, una naviera emblemática, y donde varios de sus egresados( se dice hoy así) de la Escuela de Naútica de Barcelona han templado sus armas como agregados, pilotos y capitanes.
Jordi Juan Torres Lanata, cumplió este año su 90 aniversario, nada menos. Inicia sus estudios de bachiller en Barcelona e ingresa en la Escuela de Nautica de Barcelona en 1946, terminando sus estudios iniciales en 1949. Embarca de agregado en 1950 y en 1951 obtiene el título de Piloto y posteriormente el de Capitán de la Marina Mercante. Navega en Naviera Condal, (grupo Condeminas) y Nord Bulk (naviera propiedad de la familia Yllera), hasta que en 1965 ocupa la plaza de capitán inspector y delegado de Naviera Marasia en Barcelona, una empresa fruto de la conjunción de la familia Yllera con Eduardo Bages, financiada por Banca Catalana con la anuencia del Estado.
Naviera Marasia, cuya alma fue Eduardo Bages, contó con el soporte del Banco Industrial de Catalunya mientras este banco desarrolló sus actividades, hasta finales de los 70. Absorbido por Banca Catalana y con la crisis de ésta, Naviera Marasia se encontró atrapada en los costes financieros de la construcción de los buques MAREME y EMPORDÀ. En esos años, la mayoría de sus acciones pertenecían a Banca Catalana. En 1987, la crisis de ésta llevó a Marasia a la intervención por el Estado, Fondo de Garantia de Depósitos, y venta final a Naviera Garcia Miñaur. Torres abandonó entonces la naviera a la que había dedicado más de veinte años de su vida.
Dejemos constancia aquí de que Marasia ha marcado a toda una generación de marinos mercantes que han pasado por la Escuela Náutica de Barcelona. Su presidente, Eduardo Bages, que llegó a ser presidente de la BIMCO, y sus directivos, entre los que se encontraba en primer lugar Jorge Juan Torres, son hombres que supieron en su momento entender las claves del negocio marítimo; pero éste es un negocio que necesita capital y una lenta tasa de retorno de la inversión, cosa que era desconocida en España en los 70 y 80 del pasado siglo. Y casi hasta hoy, en que seguimos casi huérfanos de auténticos navieros. Durante todos sus años en Marasia, desde 1965 hasta 1987, Torres fue pilar y apoyo de los capitanes y pilotos que pasaron por sus buques, que no fueron pocos.
Torres dedica además una gran parte de su vida a la creación y desarrollo de la Asociación Catalana de Capitanes de la Marina Mercante (ACCMM), en la que su presencia resultó fundamental para la gestión, vida asociativa y permanencia en la sociedad civil catalana. Su actividad como secretario, gestor y redactor de la revista de la ACCMM fue de gran importancia para que la Asociación llegara hasta hoy. A propuesta de la ACCMM, Jorge Juan Torres es hoy Miembro de Honor de la Junta de Gobierno de la CESMA (Confederación Europea de Asociaciones de Capitanes de la Marina Mercante).
Así es que Jorge Juan Torres, de 90 años, capitán de la marina mercante y, digámoslo, patriarca de una familia numerosa (6 hijas/hijos), nos está transmitiendo un legado ejemplar de dedicación a una profesión y una actividad, la marina mercante, que ha llenado su vida –son sus palabras-. No podemos dejar de lado de ninguna a manera a Josefina, su esposa, que ha contribuido de manera especialísima y principal en esta historia, que es la de un marino, su vocación y su familia, que no ha terminado de escribirse.