La complicada situación del grupo Armas Trasmediterránea apunta a una de las peores soluciones posibles: colocar al frente de la sociedad a técnicos expertos en contabilidad y finanzas. Personas ignorantes del negocio naviero, incapaces, por tanto, de ofrecer un futuro viable a la empresa, condenada en sus manos al desguace o venta de activos a empresarios solventes que entiendan el negocio del transporte marítimo.
Una pena. El miedo insuperable de quienes sólo saben manejar dinero ha acabado imponiéndose a la razón de quienes apostaban por poner la naviera en manos de gente armada con conocimiento de flotas, fletes, líneas de pasaje y gestión naviera.
Deloitte no resulta un consejero fiable cuando se trata de salvar una empresa y lo que ello significa en términos de puestos de trabajo y riqueza social. Ha demostrado de sobras su inclinación a contentar a quien le paga, sin parar mientes en la rigurosidad y eficacia de sus consejos. Deloitte es especialista en contar billetes de banco. Lo demás le viene grande.