Desde hace unas semanas había incesantes rumores que la ciudad de Barcelona era la gran favorita para acoger, en 2024, la 37ª edición de la Copa América de Vela como así ha sido anunciado en varios actos –más políticos que ciudadanos- (leer información de NAUCHERglobal). La sociedad civil barcelonesa quería y necesitaba de un acontecimiento de este tipo que pondrán, una vez más, a la Ciudad Condal, en el centro de la opinión pública.
Cabe agradecer, en primer lugar, a los responsables del Royal New Zealand Yacht Squadron por su elección pero, ante todo, al trabajo realizado por los empresarios de Barcelona Global y a la complicidad que han encontrado en el puerto –nos consta que presidente y director general han mostrado su entusiasmo desde el primer minuto-, al equipo de Jaume Collboni (al que posteriormente se ha sumado la alcaldesa) y al Gobierno de la Generalitat, con su presidente Pere Aragonès a la cabeza, entre muchos otros.
Se trata de un reto mayúsculo que ayudará a que el amplio sector náutico se relance y, con ello todo el ecosistema de economía azul y la inversión de futuro y para el futuro. Nos alegra ver cómo a nivel mediático la noticia ha tenido gran impacto y repercusión, sobre todo en un sector de prensa marítima-portuaria donde la mayoría medios que hoy sí se apuntan a la noticia, suelen relegar a la náutica al ostracismo.

Es necesario, asimismo madurar la idea del relanzamiento de la náutica en Barcelona y, la Copa América, dará la oportunidad de que la industria de este sector dé lo mejor de sí. Quedan menos de dos años y hace falta inversión, sobre todo en la mejora de infraestructuras claves para su realización. En Valencia –corruptelas al margen- las dos ediciones del evento dieron para construir una nueva zona portuaria, sin ir más lejos. Barcelona tiene ya la infraestructura y la capacidad. Quizá es el momento que la náutica tenga un papel más relevante en el seno del propio puerto y tome parte de las decisiones; y no sólo en el ámbito de puerto-ciudad. Sin ir más lejos, en Palma de Mallorca, el peso de la náutica es indispensable para el mantenimiento de los presupuestos de la autoridad portuaria.
Llegados a este punto, titulábamos por el “(re)nacimiento” de la industria náutica: ha pasado unos años malos y sólo su capacidad de resiliencia le ha hecho crecer para situarse en cifras similares a la de inicios de siglo. La pandemia del Covid-19 ha hecho que cada vez sean más los que se interesan por la actividad de recreo y el deporte marítimo.
La náutica es cultura, es estilo de vida… pero también es empleo cualificado, es tecnología, es formación, es diligencia, es turismo, es inversión… Ya han llegado, de hecho los primeros contactos con astilleros catalanes, sin ir más lejos. La maquinaria para el éxito ya está en marcha y, cabe no olvidarlo, estamos hablando de deporte y no uno cualquiera: a escala global es uno de los acontecimientos televisivos más seguidos, lo que repercutirá en la mejora de la marca Barcelona y, si sabe hacerse bien, de su puerto.
Esta 37ª edición de la Copa América será una oportunidad, asimismo, para el ecosistema de la economía azul de Barcelona. Es decir, para la sostenibilidad en el corto y medio plazo, del sistema. Eso sí, la sostenibilidad entendida desde su más amplio espectro: medioambiental sí, pero también social y económica. Barcelona tiene ya en marcha el proyecto para desarrollarse como hub de referencia. Recordar en este punto que se ha revisto un espacio de divulgación marina, de la náutica popular y de los deportes náuticos en general y de fomento de una restauración de calidad. También quiere ser un polo de innovación, de atracción de talento, de fidelización del tejido empresarial actual, de generación de actividad económica y de empleo de calidad.

La semana pasada desde el Barcelona Clúster Nàutic ya daban una pincelada en este aspecto: “será la primera vez que se apuesta claramente por las cero emisiones y la descarbonización. Esto se traduce, por ejemplo, en el uso de embarcaciones auxiliares eléctricas con cero emisiones durante toda la competición” En este sentido, “conseguir ser la sede de la Copa América representará la palanca de transformación de los principales proyectos del clúster: el turismo náutico sostenible, la electrificación del sector, la aplicación de la economía circular en el mundo náutico y sobre todo la apuesta por la innovación y la tecnología”.
Recordar, finalmente, que sólo en la capital catalana se calcula que la náutica supone actualmente cerca de 20.000 empleos, genera unos 4.000 millones de euros de facturación anual y representa un 4,3 % del PIB de la propia ciudad y un 1,6% del empleo total.
PD: Hablando de los medios de comunicación sectoriales, los más “malvados” se preguntan –y me preguntan- dónde estaban la semana pasada cuando se celebró el Congreso Náutico, dónde están cuando se celebra el Salón Náutico, los desayunos itinerantes, los eventos del Barcelona Clúster Nàutic… o, ya apurando, si saben lo que es el PER. Pero oye, bien está lo que bien acaba: a lo mejor, viendo que existe una mínima posibilidad para monetizar y seguir adulando, se dan cuenta que “náutica” también es “puerto” y siguen en esta línea. Siempre –eso sí- unas millas detrás de NAUCHERglobal.