Llevaba 13 años en la Junta de Gobierno del Colegio, desde el congreso de Ferrol en mayo de 2008, y creí que había llegado la hora de presidirlo. Para mí el cargo, que supone un sacrificio personal, es una forma de devolverle a la profesión de práctico una parte de lo que la profesión me ha dado.
Tiene razón. Amador Gutiérrez Rodríguez, capitán de la marina mercante y practico en ejercicio del puerto bahía de Algeciras desde febrero de 2003, podría disfrutar con tranquilidad de su trabajo en una de las corporaciones de prácticos más potentes de España. El practicaje en la bahía y puerto de Algeciras no resulta sencillo. Confluyen al menos cinco factores que convierten las maniobras en ejercicios complicados: el viento, que sopla duro con frecuencia; la coexistencia con el vecino británico de Gibraltar, una fuente de problemas que muchas veces salpican la navegación y maniobra de los buques por la bahía; el tráfico marítimo en la zona, con buques y embarcaciones (pesqueros, ferris, barcos que fondean para tomar combustible, portacontenedores, petroleros y embarcaciones de recreo y de servicio) que cruzan en todas direcciones; el diseño del puerto, totalmente artificial, abierto a los peores vientos; y el tamaño creciente de los portacontenedores que atracan en la gran terminal de APM (Maerks), y en la TTI (Total Terminal International).
Amador Gutiérrez ejercía de vicepresidente de la Junta de Gobierno durante la presidencia de Joan Roig. Su elección en la asamblea del pasado año para presidir el Colegio Oficial Nacional de Prácticos de Puerto (CONP) fue consensuado entre las corporaciones de prácticos existentes en todos los puertos de España. Habla de forma pausada, no porque mida las palabras, creo yo, sino porque no quiere malgastarlas, norma que han observado todos sus antecesores en el cargo, habituados por la discreción de los tiempos de marino a cuidar los comentarios, las órdenes, los consejos y las conversaciones informales que se tienen en las cámaras del buque.
Nació en Luanco, Asturias, tiene 55 años, está casado y tiene tres hijas. Hablamos durante una pausa de las Jornadas sobre practicaje y seguridad marítima que organizó el CONP en Cádiz los pasados 16 y 17 de septiembre, sentados en un banco, frente al mar. Le pregunto por sus planes como presidente del Colegio.
Nos enfrentamos ahora al reto de negociar los pliegos de condiciones que han de regir el servicio portuario técnico-náutico del practicaje: tarifas, horas de trabajo, condición de las embarcaciones, obligaciones de servicio público y demás. Las personas que dirigen ahora el ente Puertos del Estado son más receptivas y dialogantes que en la etapa anterior, cuando era difícil entenderse con el entonces presidente José Llorca, de forma que confío lleguemos pronto a acuerdos satisfactorios para la buena marcha de los puertos españoles.

Un tema recurrente en estos momentos, cuando se habla del futuro del comercio por vía marítima, es la automatización de los buques, que navegarán con una o dos personas a bordo, o incluso sin tripulación.
Ya hace tiempo que los prácticos seguimos con mucho interés los proyectos existentes, algunos muy avanzados, para poner en marcha buques que naveguen sin tripulación. Y estamos atentos a los debates sobre los cambios necesarios en el derecho marítimo y los problemas tecnológicos y ético-jurídicos que se plantean. Por lo que respecta a nuestro trabajo no estamos preocupados. Seguiremos embarcando, ya veremos cómo, cuando el buque autónomo entre en aguas portuarias; o lo conduciremos hasta el atraque, con los remolcadores necesarios, en su caso, desde una consola por medios telemáticos. La seguridad marítima y portuaria, y la protección del medio ambiente, seguirá siendo un elemento imprescindible y el servicio de practicaje, que es un eslabón clave, seguirá siendo necesario y, si cabe, más importante.
¿Hay previsto cambios en el CONP?
El Colegio es una institución consolidada, con un gran acervo cultural y social. Potenciaremos la formación permanente de los prácticos y los proyectos tecnológicos en marcha para perfeccionar nuestro trabajo y la comunicación con los capitanes; y por supuesto continuaremos con la organización de jornadas, conferencias y debates para reflexionar con otros profesionales sobre navegación, marina mercante y seguridad del tráfico marítimo y portuario. Estamos abiertos, claro está, a nuevas iniciativas para mejorar el ejercicio de la profesión y el propio colegio, pero con prudencia.
¿Sería conveniente reorganizar el colectivo de prácticos para que una parte de los beneficios de los grandes puertos sirviera para mejorar los ingresos de los prácticos que ejercen en puertos con poco tráfico?
No conozco ninguna propuesta en ese sentido y creo que la actual organización es la que cuenta con el mayor consenso entre los prácticos. Ya disponemos de mecanismos de ayuda para los miembros del colectivo que puedan necesitarlo.
¿Habría que mejorar la comunicación a la sociedad?
La profesión de práctico es muy poco conocida en la sociedad, como también pasa con la profesión de marino. Tal vez sea necesario hacer un esfuerzo en ese punto. En cualquier caso, las jornadas y conferencias que organizamos, como esta de Cádiz nos otorgan una gran visibilidad social. Sobre el valor de nuestro trabajo diario es verdad que somos muy discretos y no nos gusta alardear. Históricamente, los prácticos nunca hemos tocado campanas cuando hemos evitado algún desastre. No creo que debamos cambiar, en definitiva nuestra misión es esa: velar por la seguridad marítima y portuaria y evitar la contaminación del medio marino.
NOTA DEL EDITOR. En la foto de portada, Amador Gutierrez hablando con el capitán marítimo de Algeciras en la Facultad de Letras de la Universidad de Cádiz, durante las Jornadas sobre seguridad marítimas.