El sistema portuario español de interés general que incluye las 28 autoridades portuarias, los 46 puertos de interés general y la representación del Gobierno central mediante Puertos del Estado daba ayer en el palacio de la Magdalena de Santander la aprobación al nuevo Marco Estratégico para los próximos diez años donde, entre otras cuestiones, se prevé liderar desde los puertos la protección medioambiental y la sostenibilidad económica en el horizonte del año 2030. Nada se ha explicado del sistema de gobernanza –del que sí se debatió- que debe regir, y la ambición de mayor autonomía que reclaman la mayor parte de los grandes puertos del sistema estatal… y la mayoría de los expertos en materia portuaria.
Se trata de un primer documento de consenso (se prevé tener uno definitivo a finales de este año) en el que la sostenibilidad –trascendental en cualquier caso- y la recuperación de la pandemia del Covid-19 han sido excusas perfectas para no hablar de lo realmente importante: la necesidad de modificar un sistema anticuado, que mana del antiguo Ministerio de Obras Públicas (MOPU) de Borrell, allá por el año olímpico. y que centraliza cualquier decisión que pretenda tomarse desde el territorio cercano, fiscalizando todas las decisiones y dejando poco margen de maniobra a las autoridades portuarias para crecer frente a la feroz competencia de los puertos Mediterráneos y los del Norte de Europa.
Nada tampoco de la idea de reducir el número –improductivo- de autoridades portuarias como ya hicieran Francia o Italia sin ir más lejos, para dar mejor perspectiva económica a un sistema que no tendría que permitirse el lujo de congregar presidencias de puertos en pocas millas de distancia, especialmente en Andalucía, el Cantábrico, el Mediterráneo Sur o Galicia. O, por el contrario, de categorizar a las autoridades portuarias por capacidad industrial real y proveer a las de mayor atractivo de una fiscalidad más seductora para las grandes empresas del sector. Se sigue sin entender, aunque no quiera verse de este modo, que siguen habiendo puertos de primera, segunda y hasta tercera dentro del actual sistema estatal y que estas distancias serán cada vez mayores.
Y, en cualquier caso, nos comentan que el encuentro de Santander ha sido más que cordial y se han llegado a acuerdos en diversas materias para seguir con el camino empezado en el año 1992. Tanto es así que el presidente de Puertos del Estado, Francisco Toledo, resaltaba que “tenemos claro que queremos unos puertos competitivos, unos puertos seguros y unos puertos que estén implicados con la sociedad, que apuesten por la digitalización, por la innovación y, sobre todo, que estén en la vanguardia mundial del respeto medioambiental”. Son palabras sabias. Sin duda… pero que en ningún caso hablan de la gobernanza.
Según Toledo, “el acuerdo adoptado hoy es una apuesta de madurez de toda la comunidad portuaria, que ha sabido dotarse, con total consenso, de las herramientas para adaptarse a los cambios de la logística mundial y a los imponderables como la Covid-19, desde el análisis, la racionalidad y el pragmatismo”.
Los 28 han hablado de la necesidad de colaborar. Está por ver de qué modo lo harán y si todos cumplirán, incluyendo a Puertos del Estado y, obviamente al Ministerio de Transporte que desde hace años aún le debe a los puertos miles de millones de euros en mejorar su accesibilidad, sobre todo en materia ferroviaria en el marco de los corredores prioritarios de la Unión Europea.
Agradecimiento a Chacón y De la Encina. Ni una palabra de Llorca
El presidente también ha hecho referencia a la intrahistoria del Marco Estratégico. “Ha sido un camino relativamente corto, apenas dos años, pero muy intenso e imprescindible de abordar; algo que saben bien quienes promovieron sus primeros pasos, los expresidentes de Puertos del Estado Ornella Chacón y Salvador de la Encina”, ha señalado Toledo, “sin olvidar a los presidentes, directores y mandos medios del sistema que se han volcado en aportar sus experiencias y visiones al documento, así como a los empresarios y delegados sindicales de los puertos y a los trabajadores y trabajadoras de esta Puertos del Estado, empezando por mi director de planificación y desarrollo”. Ni una palabra de un José Llorca al que aún hoy mantiene en nómina dentro del organismo público sin explicación…
En cualquier caso, “Vaya a todos ellos mi enhorabuena, porque ese trabajo concienzudo, participativo y demasiadas veces silente es un espaldarazo a las familias, pequeños comercios y grandes empresas cuyos productos de consumo y venta de cada día pasan por nuestros puertos”, afirmaba el presidente de Puertos del Estado.
Acuerdos más relevantes
El seminario de dos días que ayer finalizaba en Santander, trabajaba desde la premisa expresada por Toledo de que “en la decisión de qué puertos queremos para 2030, ya que nos jugamos el crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo en nuestro país”. En este sentido, hubo un gran consenso –que no total- de los máximos responsables de las 28 autoridades portuarias y se ha destacado la necesidad de que el sistema portuario español de interés general se ponga a la vanguardia mundial de la protección medioambiental. “Queremos que los puertos españoles sean de los más verdes del mundo”, expresó el presidente de Puertos del Estado.
Lo “verde” está de moda
El presidente de Puertos del Estado destacó que “esta década tiene que ser la de la digitalización, la sincromodalidad y el compromiso medioambiental”. Así mismo, se ha constatado la necesidad de que las infraestructuras portuarias estén orientadas a la demanda y sean “fiables, conectadas y sostenibles”.
Finalmente, los presidentes y directores que han analizado el borrador de Marco Estratégico redactado por Puertos del Estado han acordado desarrollar el concepto de ‘puertos verdes’ para ser un referente mundial en la materia. Así, se impulsarán las conexiones ferroviarias (veremos si se cumple ya que algunas llevan retrasos de muchos años), la electrificación de los muelles para dar energía eléctrica a los buques durante su estancia en puerto (veremos si los puertos más pequeños tienen capacidad financiera para pagarlo), la autosuficiencia energética con energías renovables (veremos si a las multinacionales energéticas les interesa invertir en según qué territorio), la mejora en la eficiencia energética y la disminución de la huella de carbono (veremos qué ocurre en los puertos tradicionalmente carboneros).
16 líneas estratégicas y 56 objetivos
En cualquier caso, el documento consensuado ‘Propuesta de contenidos básicos del Marco Estratégico del sistema portuario de interés general’, que no han mostrado a los medios, que sirve de base para el cierre del debate y alcanzar las conclusiones finales entre las 28 autoridades portuarias y Puertos del Estado, constaba de 139 páginas con 16 líneas estratégicas y 56 objetivos generales de gestión.
Cada uno de los objetivos tiene indicadores para seguir su evolución, porque “lo que no se evalúa, se devalúa”, afirmaba el presidente Toledo; y estos objetivos del nuevo Marco Estratégico responden a siete criterios de actuación: eficiencia, conectividad, digitalización, innovación, sostenibilidad, seguridad y transparencia (esperemos que para todos). El anterior Marco Estratégico, que entró en vigor en 1998, llega así a su fin.
El modo de hacerlo en el debate del modelo de desarrollo estratégico que ha tenido lugar en Santander, se ha dividido en cuatro bloques de trabajo: resultados de las encuestas a empresas y sindicatos; dimensión económica; innovación y dimensión ambiental y dimensión social.
* Nota del Director: A modo de recomendación para próximas convocatorias de este tipo y en aras de esa transparencia a la que hacen mención en el texto consensuado, quizá hubiera estaba bien permitir la entrada a los medios de comunicación al recinto (fundamentalmente a todos los especializados, por el simple hecho de que seguimos la información en el día a día) y convocar una rueda de prensa, al menos virtual.