Si bien no tengo por costumbre hacer incursiones en el campo de la cultura marítima por ser este un ámbito que escapa a mis ambiciones socio-económicas, no puedo por menos hoy que dedicar un encendido privilegio a las andanzas y peripecias de mi casi coetáneo “El monje del turbante blanco” de mi casi compadre pues, sus andanzas y correrías a lo largo y ancho del Mediterráneo, tuvieron lugar antes que las de un servidor de su majestad que Dios guarde, D. Felipe II Rey de todas las Españas.
Martí de Rodas, que así se llamaba el aventurero, inició su itinerario en el monasterio de San Pedro de Rodas, como novicio, de ahí su nombre. Pero, como digo, eso solo fue el inicio. Aventuras sin cuento contra el infiel: el pirata Barbarroja que, ayudado por los turcos, asola costas y mares italianos y españoles.
Turquía, Rodas, Argel… forman parte de las andanzas de Martí, tanto como espía, esclavo, liberador de cautivos… a fe de capitán de los Tercios de nuestro Señor el rey de España, no había visto tanta actividad en un aventurero español de la época… casi tanta como la mía en los propios Tercios. Una pena que, en la época de Martí, no estuviéramos aún debidamente formados. De otro modo Rodas no se hubiera perdido para la Cristiandad. Pero como se dice: “Agua pasada no mueve molino”. Martí de Rodas, hace de marino, de soldado, de negociador… y hasta de banquero, y acaba, en fin, su saga donde debía de ser: a los pies del Altísimo.
Gran novela, vive Dios, presentada el pasado 13 de abril, Día de San Hermenegildo, en que se celebran las virtudes de constancia en el deber e intachable en servicio que adornan a todos aquellos que tuvimos la gloria y el honor de participar en los Tercios.
Disfruten con las aventuras de Martí de Rodas
Capitán Alonso de Contreras