Después de 9 días, 16 horas, 57 minutos y 52 segundos Jérémie Beyou ha sido el ganador de la travesía transatlántica entre Nueva York y Les Sables d’Olonne que se ha navegado en su mayor parte con vientos portantes, a través de una ruta de mucho tráfico marítimo. El bretón ha navegado con prudencia, dosificando sus esfuerzos para lograr que su barco, (ex FONCIA, y ex BANQUE POPULAIRE), el único de la anterior generación que ha instalado foils, lograra superar a Sébastien Josse (EDMOND DE ROTHSCHILD) y Alex Thomson (HUGO BOSS) en una cerrada lucha que ha supuesto tan sólo cuatro horas de separación en el podio.
Ésta ha sido la primera victoria de Jérémie Beyou en solitario en Imoca 60. El triple vencedor de la Solitaire du Figaro logró la victoria en la Transat Jacques Vabre con Jean-Pierre Dick en 2011, un segundo puesto en solitario en el Ruta del Ron de 2014 y un tercero en la Transat Jacques Vabre de 2013, con Christopher Pratt, como sus logros más destacados en la clase de los 60 pies. Conjuntamente con Sydney Gavignet, el bretón participó en la primera edición de la Barcelona World Race viéndose obligado a abandonar a causa de la rotura del palo de su DELTA DORE.
La regata ha venido marcada por las seis colisiones con Ofnis que obligaron a cinco de los solitarios –Yann Eliès, Armel Le Cléac’h, Morgan Lagravière, Pieter Heerema y Jean-Pierre Dick- a dar marcha atrás, y a Vincent Riou a parar unas horas en las Azores.
Alex Thomson ha sido el gran derrotado de la regata, pues probablemente no se le hubiera escapado la victoria si un fallo en su piloto automático no hubiera acabado con su barco tumbado cuando llevaba más de 100 millas de ventaja a Sébastien Josse y Jérémie Beyou. La consolación para Thomson ha sido comprobar las enormes prestaciones de su barco de última generación que le llevaron el 1 de junio a lograr el récord de distancia en 24 horas de la regata: 487 millas con un promedio de 20,3 nudos.
Pese a las averías debidas mayoritariamente a colisiones con OFNIs, un mal alarmante que parece aumentar regata tras regata, la flota IMOCA ha mostrado un hecho reconfortante: 12 llegados de 14 salidos, una proporción inusual hasta ahora, lo que supone un éxito y la conformación de que el reglamento de la clase en cuanto a palos y quillas parece funcionar. La otra buena noticia es tecnológica: los foils se confirman como una evolución muy provechosa.
La segunda generación de estos apéndices ha superado los problemas de la primera y ha demostrado el notable incremento de la velocidad que proporcionan con vientos portantes. Eso sí, obligan a los patrones a un trabajo extra y a soportar unas condiciones de navegación más duras; su único punto débil parece ser su vulnerabilidad a las colisiones con objetos flotantes y cetáceos.