Fracasa el primer intento de desencallar el buque y se estira el bloqueo en Suez. Algunas compañías evalúan cambiar rutas y rodear África por el cabo de Hornos.
Llega este recorte de prensa a nuestra redacción, y este plumilla se pregunta si puede tener que ver con la cercanía al April Fool’s, los Santos Inocentes anglosajones. Descarto esa posibilidad al constatar, primero, que a esa fecha el Ever Given afortunadamente ya navega de nuevo; y segundo, que está escrito en castellano y no en el inglés propio de tales chanzas.
Ante mi escasa experiencia marinera en comparación a mis doctos lectores decido cual buen periodista verificar la verosimilitud de mi fuente. Consultado con capitanes de larga carrera, me confirman que tal decisión sería perfectamente posible, aunque no óptima: pasaríamos de las cien millas del canal a más de 20.000. Aun recordando la obligación contractual que subordina al puente bajo el armador, francamente, desaconsejan el plan.
No me doy por satisfecho: copio la noticia en Google. Parece dirigir a un diario argentino, La Nación. Claro, ahora lo entiendo. Probablemente nuestro compañero no fuera porteño, sino de Tierra de Fuego, y un lapsus linguae debido a algo tan humano como la morriña le ha costado un pitorreo que ha dado la vuelta al mundo. Lamento el chiste malo y la crueldad al unirme al choteo generalizado sobre nuestro digno colega. Me apunto yo solo una guardia de media.
En fin, continuemos con el repaso de Internet, que ya voy tarde. Arab News publica: “Cargo ship crashes into Suez Canal. First female Arab Lloyd captain involved in incident“. ¡Carallo! (pardon my French). La noticia lo tiene todo para enganchar al lector: en la foto una joven capitana sin hiyab, Marwa El-Selehdar, sonríe desafiante a la cámara.
Qué desgarradora historia. Cuánto habrá luchado para llegar al puente en una cultura donde la mujer tiene que pelearse hasta para que le dejen coger el coche; cuántas humillaciones, cuánto valor, para ver su carrera truncada por un accidente. ¡Un momento! ¿Accidente? Ahora lo comprendo. Toda la pasta que nos va a costar esto no es lo importante: ha sido una tapadera. Sin duda esto ha sido preparado para poner en jaque al naciente feminismo de la zona. Visualizo ahora hordas de buceadores talibanes empujando el timón para mostrar a la valiente joven cuál es el lugar de una mujer. Hay que hacer ya la película. Podríamos poner a Gal Gadot como capitana pero, por favor, que no salga Tom Hanks, que se me hace cansino.
¡Noticia bomba! ¡Paremos las rotativas! Ah, no, que somos un medio online. Pero… un momento. Releamos el titular. ¿Involved? En unos huevos con tocino, involved es la gallina y commited el cerdo, que correspondería al capitán, con perdón y sin doble sentido, que ya estoy oyendo las risillas de la vil canalla de proa. Pero, al tema. Un capitán nunca está involved. El buen capitán no duerme, descansa. No abronca, enseña. No te deja cometer un error, te hace aprender de la experiencia. Tuve una vez un maestro que, a pesar de ser terrícola, bien hubiera merecido el nombre de Capitán, así con mayúsculas, que marchó muchos años a allá donde en la puerta hay un marinero, y aún hoy en día no puedo pronunciar su nombre sin llorar. Vuelvo al tema, que me pierdo. La noticia está redactada con una estudiada ambigüedad. ¿Era ella la oficial de guardia? ¿Era el capitán? ¿Servía el café? Y Arab Lloyd… ¡si es la competencia de Ever Green! ¿Era una espía? ¿O quizás fue la culpable de la catástrofe con el fin de hundir a la firma rival?
Un momento, un momento. Vamos a emplear las herramientas que Internet nos ofrece para intentar poner un poco de orden en este caos. Recordemos el truco número uno y volvamos a Google. Pocos resultados, todos de la misma fuente y con un texto que se repite. Claro síntoma de lo que ahora llamamos fake news o postverdad, pero que toda la vida se conoce como mentira cochina. Granjas de bots (pardon again my French, quiero decir centros de cálculo con programas especializados en retwittear con cuentas muchas veces pirateadas noticias que interesa dar por ciertas) repiten una y otra vez exactamente el mismo texto. Ningún articulista digno de tal nombre republica una noticia sin dejar su toque personal. Huele a pescado. Sigamos. Hay páginas especializadas y fiables en revelar fakes (no sé por qué no hablo como Dios manda, quiero decir ‘trolas y falacias’). Recomiendo muy mucho a mis amables lectores este enlace.
Ya ven ustedes. En este caso la función de este artículo es echar tierra sobre las valientes mujeres que han elegido el ingrato oficio de la mar. ¿Culpable? Cui bono, lo dejo como deberes. Lo que está claro es que quien se ha molestado en crear esta patraña no lo ha hecho por pasar el rato.
Bueno, recapitulemos, que me queda mucha faena para revisar toda la internet y la guardia pasa. Vemos aquí dos problemas que resumen bien lo que los alemanes llaman zeitgeist, y nosotros, de forma más castiza, “la que está cayendo”.
Por una parte, como reporteros, hemos de hacer un ejercicio de autocrítica. Cierto es: el número de medios ha aumentado exponencialmente. Y años ha, una noticia llegaba hasta que se convertía en el envoltorio del bocata de mañana, mientras que ahora cinco minutos son un mundo. Por otra parte –mal de nuestro tiempo- el currante cualificado es una molestia en la que no merece la pena invertir. Añadamos a esto que hemos dado a youtubers y tronistas credibilidad absoluta como “expertólogos en todología” y, que al medir la veracidad de un canal únicamente por su número de seguidores, anteponemos la forma sobre el fondo. Mis amables lectores sonríen al leer en la prensa generalista noticias como la que comentamos. En este caso es exagerada, pero no olvidemos cuánto pueden afectar a la opinión pública textos preparados apresuradamente por no especialistas en el tema. Abundan los ejemplos.
Otro tema son las mentiras. La guerra ya no se hace con soldados. La manipulación de la bolsa, las noticias falsas, los movimientos comerciales hacen más daño que las balas, que en fondo solo acertaban a los pobres. Solo puedo repetirles la frase del sargento Esterhaus en La Canción triste de Hill Street: «Tengan cuidado ahí fuera.» Todo lo que vean en internet puede ser mentira, incluso lo que lean en NAUCHERglobal. Y como prueba, una afirmación en esta última frase. Es falsa.