Ahora es el momento de dialogar de verdad. El momento de empezar el camino. El momento de reformar sin liquidar una profesión digna. El Ministerio de Fomento debe sumarse, por fin, a la negociación que patronal y sindicatos ya han empezado e incluir en su futuro decreto-ley los acuerdos a los que se llegue en esta.
El ministro debe entonar el mea culpa: es altamente improbable que todos los partidos políticos con representación en el Congreso estén equivocados (a excepción del PNV…). Así pues, queda descartada la idea de que el ministro es poseedor de la verdad absoluta. No obstante, debido –probablemente- a la incitación del presidente de Puertos del Estado, José Llorca, el ministro sí que se había creído capaz de separar las aguas. Presentar un decreto-ley que carece de negociación como, ahora que tanto está de moda, un plato de lentejas al Congreso ha sido un gran error por parte del ministro.
Hace falta negociar sin rencor. Los estibadores negociarán sin resentimiento por lo acaecido durante estas semanas, en las que tuvieron la espada de Damocles sobre su cabeza: un decreto-ley cuyo fin era el despido de los más de 6.000 estibadores españoles para, más tarde, regirse por ETTs y contratos de obra y servicio. Además, pondrán todo su esfuerzo para alcanzar un acuerdo consensuado.
Del mismo modo, el ministro debe dejar a un lado la derogación del decreto-ley que, quizás, le hizo sonrojarse, así como la consigna “multa”, puesto que ésta, de producirse, no llegaría hasta la segunda mitad del año. Además, Íñigo de la Serna también debe abandonar su intención de liquidar al colectivo de la estiba, guiado y acompañado por José Llorca, con 575 millones de euros de todos los ciudadanos españoles: 350 millones para despidos y 225 para prejubilaciones. (Cabe señalar que esta cuantía supera con creces a la multa a la que tanto aluden). En síntesis, todas las partes deben sentarse a negociar y hacerlo de verdad, sin rencor.
Sin rencores, pero sin más mentiras. Aunque los estibadores perdonen, no olvidan. Si la situación vivida hasta el momento ha servido de algo, ha sido para unir más a los trabajadores y reanimar el brío de sus antecesores: el espíritu del 86 está más vivo que nunca. Al igual que sus antepasados: sin trabajo, sin futuro, no hay nada que perder.
El Gobierno quiere cumplir la sentencia del TJUE… y los estibadores también. Todas las partes quieren evitar la multa, por lo que la reforma debe realizarse para cumplir con las exigencias europeas, pero de un modo que garantice la dignidad del trabajo del estibador, que evite los despidos y que nazca del consenso. Es importante que no se utilice la sentencia del TJUE como excusa para aplicar otras reformas que nada tienen que ver. De nuevo, el decreto-ley auspiciado por José Llorca y defendido por Íñigo de la Serna no vale.
Hoy se celebrará una nueva reunión. Por un lado, las empresas estibadoras reafirmarán sus exigencias de productividad y polivalencia de los trabajadores. Por el otro, los sindicatos exigirán el cumplimiento de convenios internacionales ratificados por nuestro Estado (tales como el del Trabajo de la OIT), la subrogación y aplicación del convenio colectivo estatal. No obstante, esta reunión, en la que se sentarán a negociar la patronal y los sindicatos, puede significar un punto de inflexión: puede que el ministro entre en escena. Si esta buena noticia se produjera, un comienzo adecuado por parte del Ministerio sería partir del documento que presentó in extremis el pasado miércoles.
Es más que evidente que el trabajo de la estiba y desestiba portuaria tiene unos rasgos singulares que requieren especial regulación. Por ello, no puede despedirse a los estibadores y dejarlos en el limbo legal, en una situación nada europeísta: la de la precariedad laboral. Si el Estado español pretende hacerlo por ganar algo en Europa, esto no es necesario: según la UE, ya somos líderes en precariedad laboral. Así pues, no puede plantearse la convivencia de ETTs y Centros Portuarios de Empleo sin regularse con claridad.
Además, para que las negociaciones lleguen a buen puerto, los acuerdos entre empresas y trabajadores reflejados en el convenio colectivo sectorial estatal deben gozar de plena garantía jurídica, es decir, debe recogerse en el futuro decreto-ley.
Hoy será un día clave. Esperamos que el Gobierno comprenda que no puede aplicar un decreto-ley con rodillo y que debe sentarse a negociar para generar acuerdos. Esto, obviamente, implica no jugar al despiste y buscar, de verdad, un gran acuerdo por el bien de todos.
Sergio Ballester Ivars
Ingeniero. Técnico Superior en Prevención y Estibador.