Esta norma, sin embargo, surge de otra organización, Opagac, asociada a Cepesca, que es la impulsora –junto con los sindicatos– de la citada norma para que el sector del atún esté regulado, incluidas materias socio-laborales mínimas. En este marco, UGT y Opagac llevan tiempo trabajando conjuntamente.
La norma APR recoge las condiciones laborales y sociales, así como el derecho a la negociación colectiva de los trabajadores. Para UGT, “resulta incongruente escuchar a Cepesca exponiendo cómo se está trabajando para que esta norma sea una referencia que haya que exigir a toda la producción pesquera que se comercializa en la UE, cuando ARVI, que es la asociación empresarial mayoritaria dentro de Cepesca, muestra constantes reticencias a regular las condiciones de sus trabajadores”. Por tanto, desde UGT “denunciamos públicamente que el resto de empresas atuneras, exceptuando a Albacora, ni cumplen con la norma APR ni, parece, que vayan a hacerlo”.
La pesca es una actividad con muchos problemas de carácter laboral, que cuenta con unas tripulaciones extracomunitarias de las que se desconoce cómo consiguen sus permisos de trabajo, sin convenios colectivos que regulen las condiciones de sus profesionales, sin cumplimiento de las normas relativas a vacaciones y descansos, sin seguridad laboral y con unos salarios de miseria cuando, curiosamente, es un sector tremendamente subvencionado.
En la actualidad, a través del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP) se ha realizado una aportación de más de 1.000 millones de euros, que no repercuten en mejoras de la situación de los trabajadores. Anteriormente, a través de IFOP (Instrumento Financiero de Orientación de la Pesca), se invirtieron miles de millones de dinero público, todo ello para tener un sector donde no se incorporan trabajadores jóvenes por la desregulación existente.
Desde UGT “pedimos a la asociación empresarial Cepesca que resuelva sus contradicciones y defina su discurso ante la opinión pública, y se dedique a trabajar con seriedad para hacer que la actividad pesquera quede, definitivamente, regulada, configurando un sector competitivo, con salarios y condiciones dignas, algo que, necesariamente, reforzará su reputación internacional”.