Proyectos como Marco Polo, CEF y las Autopistas del Mar no logran consolidarse. Hace más de una década que surgió en la Unión Europea el concepto de Autopistas del Mar como parte de su política de transporte tendentes a fomentar el uso de medios más sostenibles y asumibles a nivel europeo (Libro Blanco del Transporte, 2001). No se puede desconocer las mejoras de infraestructuras o de las rutas de transporte establecidas para este fin. Sin embargo, a día de hoy, ha sido casi imposible compensar o rebajar la cuota del transporte por carretera (véanse los datos del observatorio).
El nuevo proyecto europeo para la financiación de las infraestructuras de transporte CEF (Connecting Europe Facility) tiene por objetivo el promover enlaces marítimos verdes, viables, atractivos y eficientes integrados en la cadena de transporte. Sin embargo, todos estos esfuerzos al parecer no resultarán si, al mismo tiempo no se aplican medidas –que continúan aplazándose- como la promoción de la competitividad de los puertos marítimos europeos y su interconexión con los hinterlands.
Otra de las medidas en consecuencia con los enlaces verdes es el llamado transporte digital, o la implantación de la ventanilla única, con la que se estandarizan y armonizan los procedimientos y la interoperabilidad dentro de los Estados miembros.