Se trata de unas notables perspectivas para un puerto que no busca competir con Barcelona, Palma de Mallorca o Valencia, sino que pretende erigirse en un destino de excelencia para cruceros de pequeño y mediano tamaño. La Tarraco romana, la ruta del Císter, el delta del Ebro… y, fundamentalmente Port Aventura y, desde ayer Ferrariland, son motivos más que representativos para que algunas de las principales navieras del mundo hayan apostado por la ciudad como destino para sus clientes.
Es sobresaliente la labor de Josep Andreu, presidente de la Autoridad Portuaria, y de su equipo comercial en este ámbito. Quizá por la novedad de Ferrariland, Costa Cruceros anunció ya hace unos meses que Tarragona iba a representar el puerto de origen/destino para uno de sus buques, que escalará desde junio a septiembre cada viernes en los muelles del puerto, lleno de clientes italianos ávidos por introducirse en el universo de Maranello. En total 17 travesías que dejarán en la ciudad y su área de influencia innumerables ganancias.
Andreu calculaba ayer que el impacto económico que se estima para la ciudad de la nueva temporada de cruceros podría ascender hasta los 2,2 millones de euros, por los 700.000 del pasado año. Lo importante, sin embargo, no son solo estas cifras, sino la consolidación real de la ciudad en un mundo, el de los cruceros, donde entrar en la rueda es complicado.
Del SILVER MUSE, decir que se trata de un buque de nueva construcción, de grandes dimensiones y que cuenta únicamente con suites, no con camarotes. Está destinado a un público elitista: poco más de 500 pasajeros para poco más de 400 tripulantes… y unos precios no aptos para todos los bolsillos: entre 6.000 y 8.000 euros el trayecto de seis días por persona.
Con 212 metros de eslora, y más de 40.000 toneladas de peso muerto, el SILVER MUSE cuenta con ocho restaurantes, teatro, spa, gimnasios, casino, salas de lectura, una cómoda piscina al aire libre… todas las comodidades imaginables en un solo espacio de once cubiertas (visibles). Abanderado en Nassau y de capital italiano el buque recaló en Tarragona con agentes de viajes y prensa.