El puerto de Tarragona avanza con paso firme en la ejecución de la segunda fase de la construcción del muelle de Baleares. Esta fase consiste en la colocación del material del rompeolas desde el mar con dos embarcaciones gánguiles.
Se prevé la colocación de un total de 1.232.000 toneladas de escollera en el fondo marino del puerto procedentes de la cantera de Vallcarca. La mayor parte de la piedra que se utilizará en la obra llegará por mar en dos gánguiles de 1.500 toneladas de capacidad cada uno con una frecuencia diaria de 6.000. En total se prevé la colocación de 1.232.000 toneladas de escollera.
Los trabajos de colocación del material de escollera se hacen cada día de la semana y de forma continuada. En total 4 viajes diarios con una previsión de duración de unos seis meses.
Una operativa pensada en la sostenibilidad
La operativa que realizan los gánguiles supone una apuesta por la movilidad sostenible y un ahorro del 60% de emisiones de CO₂ al aire, al sacar 40.000 camiones de la red viaria. Este suministro vía marítima es una alternativa al transporte rodado.
Si estas toneladas se tuvieran que transportar con vehículos de transporte de carga, supondría el paso de 240 camiones por día, puesto que cada vehículo pesado lleva 25 toneladas de material.
Se trata de una apuesta por la movilidad sostenible que mejora la calidad del aire con un importante ahorro del 60% de emisiones de CO₂, en beneficio de la ciudadanía del territorio.
Todo a punto para la fabricación de cajones
Por su parte, el dique flotante MAR DEL ANETO instalado en el muelle de Catalunya, empezará a fabricar los cajones en las próximas semanas. Estos cimientos de hormigón se colocarán encima del material de escollera de la base una vez el material esté enrasado y que se está colocando estos días.
Se fabricarán 11 cajones de 41,05 metros de eslora, 16,75 de manga y 21,30 de puntal. El peso de un cajón vacío será de 7.288,80 toneladas, mientras que lleno se calcula que será de 33.440,65 toneladas.
La tecnología de los cajones permite acortar considerablemente los tiempos de ejecución, reduce el impacto medioambiental respecto a otros métodos y se ajusta muy bien a las características del puerto de Tarragona.