Sostiene Francesco Miccio que los marinos tenemos una lamentable falta de solidaridad profesional y que no sabemos responder con la contundencia necesaria a los daños y perjuicios que causan a la profesión quienes nos toman como cabezas de turco y retuercen los hechos, o directamente los falsean. Sostiene que no hemos hecho frente a esa criminalización sistemática de los marinos, una flagrante injusticia.
Sostiene que sacralizar el medio ambiente y escandalizarse por unos pájaros pringados de crudo o de fueloil, mientras permanecemos impasibles ante las agresiones e ignominias que cada día sufren las personas en la mayor parte de la Tierra, constituye una actitud hipócrita, de escasa humanidad. El amor a los animales llega en muchos casos a extremos ridículos, cuando menos. Los animales que merecen respeto son aquellos que trabajan, no los que ejercen de adorno, sostiene.
Sostiene Francesco Miccio que los buques de pasaje, en travesías de duración superior a las cuatro horas, deberían llevar médico a bordo. Embarcan animadores, tripulantes exclusivamente dedicados a informar a los pasajeros, pero no llevan médico. Y un médico a bordo constituye una prueba inequívoca de la consideración de la naviera a sus clientes y pasajeros. Bien está, sostiene, que haya animadores y animadoras que reciban bien al pasaje, pero ofrecer un buen trato a los pasajeros va más allá de estos ornatos. Dar un buen trato a los pasajeros es suministrarles un servicio médico si lo necesitan. No es obligatorio por ley, pero las grandes navieras han de demostrar su compromiso con la sociedad yendo más allá de los mínimos que marca la normativa. Embarcando un médico, por ejemplo, sostiene Francesco Miccio.
He disfrutado observando las maniobras de entrada y salida del capitán Francesco Miccio al mando del SNAV ADRIÁTICO. A veces he tenido la sensación de que el capitán daba las órdenes cantando, musicando Tutto a destra, o Dieci a sinistra, y el timonel muy serio repetía la orden mientras metía todo a estribor o diez grados a babor. Francesco Miccio confía en su tripulación, que le devuelve el gesto con un respeto evidente a simple vista. El capitán es uno de esos marinos que transmiten la satisfacción de un trabajo apasionante, ejercido sin estridencias, amorosamente.
Sostiene Francesco Miccio que NAUCHERglobal está haciendo una labor necesaria dando visibilidad a los problemas de la marina civil y con una línea editorial valiente y casi siempre acertada. Sostiene que el papel de la prensa es más importante en los tiempos confusos que vivimos. La única publicación que ha difundido limpiamente la defensa del capitán Schettino ha sido NAUCHERglobal. La publicación de referencia para comprender el absurdo procesamiento del capitán del PRESTIGE, Apostolos Mangouras, ha sido NAUCHERglobal. Todos deberíamos leerlo, sostiene.
Viste un uniforme impecable, elegancia italiana, azul marino con botones dorados relucientes, camisa blanca impoluta, corbata oscura, casi negra. Exhala a su alrededor un sutil aroma a lavanda, a cítricos y a laurel. Bien afeitado, el rostro curtido por el viento y el sol, se mueve ligero por el puente, ora a babor, ora a estribor, mira la proa, coge los prismáticos y comenta con el oficial de guardia y con el timonel ese barco lejano por la amura de estribor, tal vez un pequeño barco a vela. Comenta con el práctico el accidente con el pesquero cerca de la bocana del puerto de Barcelona, lamentando las medidas tomadas contra los colegas rusos. Sostiene que se trata de un nuevo ejemplo de criminalización gratuita de un marino, sin respuesta del resto de los profesionales.
Sostiene Francesco Miccio que a pesar de los cambios de la profesión, causados por la implantación de las tecnologías digitales, ejercer de piloto o capitán de un buque es un privilegio incomparable. Un bellissimo lavoro, sostiene.