El permiso ahora concedido responde al final de los trabajos de reparación del remolcador rompehielos FENNICA, fletado por Shell a la naviera finlandesa Finstaship para cumplir una de las exigentes condiciones que la Administración USA puso para poder iniciar los trabajos en el Ártico: que hubiera siempre listo en la zona de prospección un buque rompehielos con todo el material para reparar cualquier emergencia. El FENNICA, construido en 1994, de 116 metros de eslora, 26 de manga y 15 megavatios de potencia, sufrió una embarrancada cuando iba de camino a la zona de prospección y sus 18 tripulantes hubieron de ser rescatados por los servicios de salvamento del Coast Guard norteamericano (USCG).
Shell logró la autorización para perforar el mar de Chukchi durante la Administración de Bush junior. Desde entonces, asegura, la empresa ha gastado 7.000 millones de dólares. Los técnicos de Shell y del Gobierno USA estiman que en el Ártico se esconde el 20 por ciento de las reservas de petróleo y de gas del planeta todavía por descubrir.
La decisión de Shell, la única petrolera que se avino a cumplir las condiciones de la Administración USA, levantó oleadas de protesta en todo el mundo. Los ecologistas aseguran que las prospecciones afectarán de forma dramática a la población de ballenas, morsas y osos polares, en una zona que está sufriendo los efectos del calentamiento global del planeta. Los activistas de Greenpeace trataron el pasado mes de impedir la salida del FENNICA, desde Oregón hacia Alaska, acción en la que fueron detenidos 13 de los participantes.
La más antigua de las organizaciones medioambientalistas de los Estados Unidos, Sierra Club, habitualmente muy comedida, se ha sumado a las protestas y ha pedido públicamente al presidente Obama que ponga fin a las perforaciones en el Ártico para no perpetuar la política de Bush.
A finales de este mes de agosto, Obama tiene previsto dar una conferencia en Alaska y visitar diversas zonas donde son patentes las consecuencias del cambio climático. Esperan los ecologistas que el presidente USA aproveche la ocasión para, al menos, ordenar una moratoria de las prospecciones y la realización de nuevos estudios de impacto ambiental. Sin embargo, la empresa ya ha declarado que no contempla ese escenario y que los trabajos seguirán adelante para poder cubrir en el futuro las necesidades energéticas del país.
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