Esta mañana, la coordinadora en España de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF), Luz Baz, recibió del segundo oficial de gasero CELANOVA, Pedro Damián Esteban, una escueta nota: mañana dormiremos en cubierta otra vez. Lo que significa que las numerosas solicitudes de entrega de suministros, pago y repatriación de la tripulación no han obtenido, todavía, respuesta clara por parte del American Club.
Los 15 tripulantes del CELANOVA, buque español abandonado en Filipinas, permanecen fondeados desde el 17 de Diciembre de 2019 cuando el buque fue remolcado a la bahía de Manila después de sufrir la pérdida de la pala del timón. Su empleador, la compañía española GLOBALGAS, alegando estar en quiebra, dejó de pagarles en octubre. Se les adeudan más de ocho meses de salario, sus familias están desesperadas y algunas sin recursos. Los marinos del CELANOVA, ansían regresar a sus casas, no sólo para reencontrarse con sus familiares y su vida, sino también para poder retomar su actividad profesional y garantizar unos ingresos periódicos.
Desde la ITF, tanto en la oficina central en Londres como desde España y Filipinas, han presionado para que los derechos de los marinos embarcados sean respetados. De acuerdo con los preceptos del Convenio sobre el Trabajo Marítimo de la OIT (MLC-2006, en vigor desde 2013 y ratificado por España y Filipinas) se notificó el abandono de los marinos al proveedor de la garantía financiera: el American Club con sede en Nueva York. Desde febrero, los marinos esperan que el American Club asuma el pago de hasta 4 nóminas, como establece el convenio mencionado, y los gastos de repatriación de toda la tripulación.
Aunque hace unas semanas, a través de sus corresponsales en Manila, el American Club envió algunos suministros al buque, no fue hasta hace unas fechas, a principios de junio, cuando el Club confirmó por escrito que asumiría también su responsabilidad de pago y repatriación. Desde la ITF se enviaron todos los documentos necesarios en nombre de la tripulación, pero sin recibir acuse de recibo ni respuesta concreta sobre las fechas de pago, la reserva de billetes y la solución definitiva.
La mejor opción para la tripulación habría sido la venta del buque. Hubo empresas interesadas en comprar el barco y pagar y repatriar a la tripulación, pero el banco hipotecario, ABANCA, parece haber bloqueado totalmente esta posibilidad. La opción del abandono del barco en Filipinas, el embargo del mismo por los acreedores y la posterior subasta será, probablemente, la peor opción para todos los interesados y marcará el final de este gasero español. Un barco parado, al contrario que un inmueble en tierra firme, pierde cada día mucho valor. La responsabilidad social corporativa de las empresas debería ser más consecuente con los riesgos y daños especiales en el sector marítimo. Cuando se achatarra un buque se genera una enorme cantidad de residuos contaminantes.
Mañana, 25 de junio, se celebra internacionalmente el día del marino. Este año más de 200.000 tripulantes esperan su repatriación, encerrados a bordo por el bloqueo del Covid-19, mientras en tierra, ajenos a este drama, retomamos nuestra vida normal. Los marinos del Celanova, además, celebrarán su día en la oscuridad, pues, a no ser que se confirme la entrega de suministro en las próximas horas, el buque volverá a estar apagado. Y los tripulantes elevarán un punto su an gustia y desesperación.
NOTICIAS RELACIONADAS
https://www.naucher.com/actualidad/la-gente-de-mar-son-trabajadores-clave/
https://www.naucher.com/actualidad/globalgas-propietaria-del-celanova-arremete-contra-naucherglobal/