Rosa Prenafeta, directora del Consejo de Usuarios del Transporte en Catalunya (CUTC), ha atendido amablemente a NAUCHERglobal para analizar el actual estado del comercio marítimo, los cambios que vienen en el futuro y ante todo, como estos afectarán estos a los cargadores.
Experta en el sector del transporte y la logística ha ejercido su profesión tanto en empresas privadas como en la Administración publica. Actualmente, al margen de directora del CUTC, es consultora externa de la Oficina Técnica de Barreras a la Internacionalización de ACCIÓ, la agencia para la competitividad de las empresas de la Generalitat de Catalunya.
P: ¿Qué le transmiten los embarcadores en relación a las navieras?
R: Lo que nos transmiten va desde la sensación de menosprecio al maltrato directo.
Es una frustración constante que nace de no respetar los contratos, porque un conocimiento de embarque es un contrato de transporte pero, como ocurre hoy en día, si el transportista no cumple no pasa nada. ¿A dónde van a reclamar?
¿Tan fuertes son las grandes navieras?

Muy, muy fuertes, más que las autoridades portuarias, por ejemplo. Y, lamentablemente, parece que son más fuertes que los organismos supranacionales.
¿Pero, parece que los fletes descienden a niveles de hace tres años y ya no falta equipo.
Es cierto, pero nuestros asociados nos transmiten que la causa de esto es por la caída de la demanda y no por una mejora en la gestión de las navieras. Así, nos confirman que las cancelaciones de escalas (blank sailings) y las cancelaciones de bookings vuelven a estar a la orden del día. Están quitando servicios para que no caigan más los precios. Tampoco ha bajado la presión de las navieras para controlar también el acarreo del contenedor hasta el punto de descarga y, si no lo acuerdas antes de embarcar, simplemente no embarcas.
¿Eso hacen?
Hacen eso y más, por ejemplo los roll-over, que no lo es pero, se parece mucho a un “secuestro light” de la mercancía.
¿Qué es un roll-over?
La naviera embarca un contenedor, por ejemplo en Shanghai con destino a Barcelona, pero lo descarga en Singapur para esperar, en principio, al buque oceánico, sólo que si éste llega completo, el contenedor tendrá que esperar al siguiente barco, o al otro, para continuar su viaje.
El receptor no puede hacer nada y la naviera tiene esa carga totalmente controlada a su conveniencia.
¿Eso es grave?
Grave y frustrante y dinamita cualquier programación o racionalización de stocks de los embarcadores (importadores y exportadores).
¿Más cosas?
Todas las que quiera: por culpa de las cancelaciones de escala, los embarcadores pierden oportunidades de negocio. Los exportadores de productos IMO pierden la salida por no tener los permisos a tiempo. La semana pasada un conocido recibió una propuesta de la naviera para ocuparse del despacho de aduana de la carga consignada a él. El conocido es agente de aduanas, aún está con la boca abierta…
…O el tema de las demoras y ocupaciones de los contenedores donde estamos viendo que las navieras penalizan a los embarcadores por su propia ineficiencia cuando obligan a contratarles el transporte terrestre y no cumplen con las fechas solicitadas.
¿Cómo se ha llegado a esta situación?
Bueno, está publicado en todo el mundo: las navieras culpan a la pandemia, que ocasionó los cierres puntuales de algunas terminales en China que, posteriormente, han generado los colapsos en puertos importantes de llegada, sobre todo en Los Ángeles y San Francisco. Pero los embarcadores culpan a los reguladores supranacionales, con la Comunidad Europea a la cabeza, por autorizar que las diez navieras más grandes se concertaran en tres alianzas que, a día de hoy, dominan a su antojo la oferta de espacios en las grandes rutas comerciales (Extremo Oriente-Europa, Extremo Oriente-América Pacífico y Europa-América-Atlántico).
¿Cómo pueden regular la oferta de espacios para embarcar?

No serán los cargadores los que les digan a los navieros cómo tienen que hacer su trabajo. Deben ser las autoridades las que les digan lo que no pueden hacer en aras de no perjudicar la economía mundial.
En el caso de la oferta de espacios, los navieros han apostado por hacer barcos cada vez más grandes, por aquello de la economía de escala (de la que sólo se benefician ellos). Pero esto ha obligado a los puertos y terminales a adaptarse en calados y grúas.
Y ¿quién paga la fiesta? Los cargadores, que sufren aumentos de tasas portuarias a la mercancía, ISPS, THC… y suma y sigue.
¿Qué haría usted con las blank sailings?
Habría que penalizarlas a través de las autoridades portuarias de todo el mundo. La cancelación de la escala programada de un buque de línea regular sólo debe darse en caso de fuerza mayor, y no por motivos económicos. Los perjuicios a los importadores y, sobre todo a los exportadores, son muy importantes.
¿Qué pretenden ahora las grandes navieras?
No soy una naviera pero, se puede deducir que están aprovechando sus enormes beneficios actuales para comprar operadores de todo tipo y, así, controlar la cadena logística completa y eso los introduce de lleno en los mercados interiores y de servicio de aduanas, almacenaje y la distribución.
Feteia-Oltra se ha dirigido al regulador europeo para que no se renueve la Consortia Block Exemptión Regulation que ha permitido la alianza de las grandes navieras. ¿Usted qué opina?
Me parece muy bien la iniciativa de Feteia-Oltra. Cuanto antes se ponga freno a estos abusos de poder, mejor para todos. No sólo se han sufrido los aumentos de fletes sino que, además, se han pagado aranceles por estos costes de transporte que multiplicaban por 10 los costes habituales. Y la Unión Europea no ha dicho nada. Simplemente ha visto como se incrementaban sus ingresos.
Usted ha definido el CUTC como una herramienta para responsables de logística inquietos, ¿cómo es eso?
Bueno (se rie), es una definición muy coloquial que me gusta hacer cuando veo su interés por la logística y las aduanas. Son grandes profesionales que llevan casi tres años sufriendo más de lo habitual en un logístico.
En el Consell, nos apoyamos con nuestros conocimientos y hemos visto que no estamos solos en estas situaciones tan complicadas. Y eso, nos hace un poquito mejores.
Víctor Rubio