El presidente de la Autoridad Portuaria de Sevilla, Rafael Carmona, y el rector de la Universidad de Málaga, José Ángel Narváez, han presentado los avances de los estudios científicos que analizan el comportamiento de la marea en el Guadalquivir y las aplicaciones del modelo matemático tridimensional en la planificación de la navegación.
Rafael Carmona ha valorado la importante labor que desde el año 2016 desarrolla el grupo de oceanografía física de la universidad con el objetivo de conocer con precisión la marea para aprovechar al máximo la capacidad de la vía navegable. “Conocer de qué manera la pleamar aumenta el espesor de la lámina de agua nos ayuda a planificar la entrada de buques con más carga hasta el Puerto de Sevilla”, ha destacado el presidente. “Hemos conectado la necesidad de mejorar la navegación con la investigación y la generación del conocimiento, aunando ciencia y progreso”, ha subrayado.
“La unión de ciencia y búsqueda del progreso es la guía que marca nuestro trabajo para mejorar la navegación. El importe de los proyectos con la Universidad de Málaga asciende a 350.000 euros y pensamos seguir avanzando en esta línea para mejorar los tráficos del puerto”, ha afirmado el presidente.
Asimismo, Carmona ha hecho mención a la aplicación de estos estudios. “Hemos aumentado en 20 centímetros la escalilla de calados hasta llegar a los 7 metros y 20 centímetros. Pero no nos quedamos ahí, nos gustaría que con los datos que nos está facilitando el grupo de oceanografía física de la Universidad de Málaga y en coordinación con todos los agentes que intervienen en la navegación, como la Corporación de Prácticos de la Ría del Guadalquivir, podamos alcanzar un objetivo que nos acerque a los 8 metros de calado”.
Por último, el presidente de la Autoridad Portuaria de Sevilla ha hecho mención a las colaboraciones de la autoridad portuaria con el resto de universidades andaluzas y con el CSIC y ha animado a los puertos a trabajar en esta línea y aplicar el conocimiento universitario de primer nivel a la realidad del sistema portuario.
Por su parte, el rector de la universidad ha resaltado la importancia de este encuentro que escenifica «la utilidad del conocimiento». «En la universidad trabajamos para producir soluciones, no solo profesionales. Este es el valor útil y social de las instituciones académicas, transferir el conocimiento a la sociedad», ha señalado Narváez.
Durante la presentación, el catedrático del grupo de oceanografía física, Jesús García Lafuente, ha compartido el estado de los trabajos fundamentados en los modelos matemáticos barotrópico y baroclino.
El primer modelo predice con precisión el comportamiento de la onda de marea y ha sido totalmente calibrado y validado. El segundo es más complejo y está en proceso de calibración. Este amplía el conocimiento de parámetros físico-químicos del estuario, como la dinámica de la cuña salina o la temperatura.
“Aprovechar las ventanas de oportunidad que proporcionan las mareas significa aumentar la posibilidad de tránsito de buques de mayor tonelaje. Para ello se debe conocer con la mayor precisión posible el espesor de la columna de agua en todo momento y lugar de la vía navegable a fin de planificar la navegación de esos buques”, ha declarado García Lafuente.
La marea en el Guadalquivir
El puerto de Sevilla está situado en el interior del territorio, a unos 89 km de la costa, y la navegación por el Guadalquivir viene marcada por el régimen de mareas, de forma que los buques navegan por la canal coincidiendo con la pleamar.
Al navegar por la canal los buques utilizan las mareas con el fin de aprovechar el nivel de agua suplementario que aportan las mismas y, de esta forma, incrementar el calado operativo optimizando la Eurovía del Guadalquivir.
La marea en el Guadalquivir se comporta como una onda progresiva que recorre todo el río, del estuario al puerto, en aproximadamente 4 horas. Los barcos que entran al puerto navegan manteniéndose alrededor del máximo espesor de la lámina de agua durante todo su recorrido, ya que la dirección de propagación de la onda es hacia el interior y su velocidad es del mismo orden que la del barco.
El rango medio de la marea oceánica en la desembocadura del Guadalquivir es de 2 metros, pudiendo alcanzar hasta 3 metros en mareas vivas (luna llena/nueva).