El próximo lunes, 19 de junio, el capitán de la marina mercante, poeta y escritor, Francisco González, alias Lozano de Fortuna, presentará en Barcelona su novela “Anatomía de un marino. La venus del mar”. El evento tendrá lugar en la sala de juntas de la Facultad de Náutica, a las 12 horas.
“Anatomía de un marino” fue la novela ganadora del primer premio de narrativa organizado por el Propeller Club de Madrid. Está publicada por Letrame Editorial.
La novela circula sobre dos railes bien construidos con la prosa limpia y rotunda del autor. El primero, el amor, de ahí el subtítulo, que es por mejor decir, un segundo título, la Venus del mar. De Paco González podría decirse que es un enamorado del amor, un ferviente admirador de amor en todas sus formas y manifestaciones. Una historia de amor clásica, aderezada con notas poéticas (“El pico del escote señalaba el canal por donde se desnorta la lujuria”) y la presencia de una niña, el símbolo de la inocencia.
El segundo rail por el que transita la historia (que podría ser el primero), es la tensión permanente en la vida de un marino: el amor a la profesión, el gusto por el mar y los buques, y cómo conciliar la vida errante que exige navegar y la vida en tierra que requiere la conquista y la conservación del amor de la pareja. En palabras del autor:
Estoy en un dilema de vida. Lola ve nuestro futuro claro: casarnos, tener hijos, dedicarnos a los negocios y que yo siga pescando, aunque su cuerpo está vacío si no estoy a su lado. Y me pregunto: ¿Dónde queda estudiar náutica y ser capitán de la marina mercante? ¿Dónde queda llevar mercancías o pasaje de puerto a puerto? ¿Dónde queda conocer ciudades con sus gentes? ¿Es esto lo que exige el amor? ¿Renuncias?
En medio, Paco González cuenta al mundo la leyenda titulada El espíritu del Tequila, una historia real que llevó por primera vez al papel, negro sobre blanco, el también capitán y escritor Cecilio Pineda, y que al rodar del tiempo se ha convertido en una parábola sobre la amistad y la solidaridad, no sólo entre marinos en agraz (los protagonistas de la historia real), sino entre un colectivo de personas de cualquier edad, sexo, origen y profesión.
No les voy a destripar la novela, que se lee sin esfuerzo y con interés creciente, pero les anticipo que el final de los caminos por los cuales avanza el relato es el final que todos los marinos hubiéramos esperado. Un final feliz, claro.