No voy a analizar el acierto de quienes enjuiciaron en qué medida la actuación de la administración prescrita por el citado plan y procedimientos fue llevada a cabo con la debida diligencia. Quien quiso pudo formarse opinión siguiendo el juicio y el magisterio de NAUCHER. Baste decir que en mi opinión en este “procedimiento abreviado” se dedicaron miles de horas a valorar cuestiones irrelevantes y nada a este crucial aspecto. No creo que sea casualidad. Al parecer, dijo Einstein: ““Si yo tuviera una hora para resolver un problema y mi vida dependiera de la solución, dedicaría los primeros 55 minutos para determinar la pregunta apropiada, porque una vez supiera la pregunta correcta, podría resolver el problema en menos de cinco minutos.»
Sí quiero revisar un planteamiento que hice y publiqué en Naucher hace un año (https://www.naucher.com/es/actualidad/necesitamos-una-autoridad-tecnica-e-independiente-para-gestionar-los-accidentes-maritimos-graves/_n:138/ ). En aquel momento comenté que el accidente del PRESTIGE debía servir para mejorar la respuesta a este tipo de emergencias y que un proyectado cambio en la legislación marítima estaba tratando este asunto, a mi juicio, sin la suficiente intensidad.
Transcurrido el año, once desde el accidente del barco, seguimos pendientes de la reforma del Plan que sirva “para hacer frente con prontitud y de manera eficaz a los sucesos de contaminación por hidrocarburos u otras sustancias nocivas o potencialmente peligrosas”.
La sentencia que resuelve en primera instancia el accidente ha suscitado muchas decepciones, algunas tan notables como la expresada por el Presidente de la Xunta de Galicia; a mi entender, el mayor fracaso del citado pronunciamiento judicial al pretender que no es razonable esperar que las cosas se hagan diferentes a como se hicieron, es cerrar la puerta a que otra gestión de un accidente similar tiene que ser posible.
Es por esta razón por la que apelo metafóricamente la sentencia alegando que no podemos permitirnos seguir sin concretar un Plan que garantice una respuesta adecuada. En el artículo citado señalé cuales son mis preferencias para diseñar el sistema nacional de respuesta; desde entonces, y tras seguir atentamente el juicio, sólo me queda insistir en aquel planteamiento.