Desde la caída del dictador Mohamed Siad Barre in 1991, Somalia ha carecido de un Gobierno estable y efectivo, lo que ha propiciado la aparición de poderes locales incontrolados. En las costas de la región de Adado, estos poderes cayeron en manos de bandas de piratas marítimos bien organizadas, dedicadas al secuestro de naves y tripulantes.
En el año 2011, los piratas somalís recaudaron más de 150 millones de dólares y causaron un daño económico al transporte marítimo cifrado por diversas fuentes en más 7.000 millones.
Aunque en 2012, debido a la presión de la Operación Atalanta, una fuerza coordinada de la Unión Europea, la actividad de los piratas en el Océano Índico ha caído más del cincuenta por ciento, todos los analistas coinciden en el riesgo de que se reactive la actividad si no se ponen en marcha planes de desarrollo que supongan un horizonte viable para la juventud del país.
Según el International Maritime Bureau, en 2012 los piratas somalís capturaron 14 buques y tienen en su poder, en estos momentos, 4 buques mercantes, una cantidad desconocida de barcos de pesca de los países limítrofes y unos 125 secuestrados.