Cuando hace ya más de una década finalizaban las obras para el desvío del río Llobregat y ya se estaba programando el denominado muelle Prat, una de las condiciones que pusieron los asiáticos de Hutchison Ports Holding encima de la mesa para acometer la mejor y más moderna terminal de contenedores del Mediterráneo (BEST) era disponer de unos accesos –tanto viarios como ferroviarios- acordes a esta inversión (ver información relacionada).
El primero de enero del año 2007, cuando aconteció el desgraciado accidente del citado muelle y en una época de crisis incipiente, la entonces ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, desestimó estos accesos. La prioridad era finalizar las obras. Su sustituto en el cargo, José Blanco, tampoco se acordó nunca más. Y tuvo que ser el conseller Santi Vila –aprovechando que el AVE pasa por Figueres- el que diera el empuje definitivo a la esfera política –más ególatra que tecnócrata- que habita los despachos de Nuevos Ministerios.
El acceso viario Sur al puerto –principal enclave comercial del Estado, tal como ayer reconoció, en voz baja, Ana Pastor- es una necesidad que la comunidad portuaria y logística de Barcelona lleva décadas reclamando. La principal Zona de Actividades Logísticas (ZAL) del país, y la Zona Franca más rentable necesitan estos accesos como agua de mayo… Aún así tardarán al menos dos años más en tenerlos completados.
Ahora, Fomento, obligado por la Unión Europea en el marco de la inversión en el Corredor del Mediterráneo (al que el partido de la ministra se oponía con fuerza) no ha tenido más remedio que dar financiación a las obras: se trata de que los puertos de esta área conecten con Europa y Barcelona, por cercanía y capacidad, sea la instalación que lidere esta fase.
Son cerca de 118 millones de euros, a sumar a los accesos ferroviarios que financiará la comunidad portuaria (con la Autoridad Portuaria al frente) al 50%. Una cifra necesaria para dar servicio a un área metropolitana de más de 5 millones de personas y con una necesidad real de contar con unas infraestructuras acordes con su potencia.
El problema esgrimido desde años atrás es que no había dinero para acometer estas obras… éste estaba destinado a enlazar ciudades (viveros de votos) con la capital del Estado a través de la alta velocidad; o a construir las instalaciones para la Copa América y la Fórmula 1… infraestructuras –muchas de ellas- de rentabilidad económica dudosa.
En todo caso, en diciembre se iniciarán las obras: bienvenidas sean. Falta que ahora se pongan también en funcionamiento las ferroviarias. Y la comunidad portuaria demanda que no se retrasen.