La Constitución española de 1978 vino a cambiar esa situación, por la vía del derecho fundamental a la igualdad entre hombres y mujeres, aunque no de forma inmediata. Tardamos aún algunos años en ver las primeras mujeres profesionales en el sector de la marina mercante. Qué lejos quedan hoy aquellas supersticiones, tan en boga en los años 60, que atribuían a las mujeres infortunios dramáticos a los barcos que tuvieran la osadía de aceptarlas a bordo.
Más vale tarde que nunca. Bienvenidas.