Algunos medios de comunicación del ámbito anglosajón, la cadena de televisión CNN y el diario londinense The Independent entre ellos, han estado difundiendo en los días pasados la noticia sensacional lanzada por el buceador busca tesoros Barry Clifford sobre el supuesto hallazgo de los restos de la nao SANTA MARIA (ex LA GALLEGA), la nave capitana de la primera expedición de Cristóbal Colón hacia las Indias por la ruta occidental, naufragada a finales de 1492.
Aunque algunos arqueólogos norteamericanos, por ejemplo Charles Beeker, de la universidad de Indiana, amigo de buceador Clifford Barry, consideran que el anuncio de Clifford merece una expedición para determinar la identidad del pecio, pues las pruebas presentadas por éste son consistentes (very compelling), la verdad es que el anuncio suscita no pocas dudas y muchas sospechas.
Barry Clifford no es arqueólogo, sino un buscador de pecios y un notorio cazador de fama, especializado en hallazgos de enorme valor mediático. Él mismo se ha dedicado con empeño a magnificar el hallazgo de la SANTA MARIA (supuesto), con frases campanudas (“el pecio hallado corresponde a un barco que cambió el curso de la historia”, “el hallazgo es el Everest de la arqueología submarina”), que no hacen sino aumentar las sospechas sobre la intención de Barry Clifford.
De hecho, el mismo Clifford pretendió en 2003 haber encontrado el pecio de la SANTA MARÍA en la misma zona donde ahora insiste: en el norte de la isla La Hispaniola, la isla que comparten la República Dominicana y Haití, en una zona acantilada, a unos cuatro o cinco metros de profundidad, en la parte correspondiente a Haití. Entonces, el hallazgo de un cañón hizo pensar que el pecio no podía corresponder a la SANTA MARIA. Ahora, Clifford, pretende que hizo un diagnóstico equivocado (misdiagnosed), y que el cañón, ahora inexistente por el saqueo continuo de los pecios, podía corresponder a la época del viaje de Colón.
La SANTA MARIA, la carabela que Cólon utilizó como nave capitana y a la que cambió el nombre (se llamaba LA GALLEGA, en honor de una conocida mujer de las calles de Sevilla), para complacer a quienes financiaban la expedición, embarrancó a finales de 1492 en unos bajos al norte de la Hispaniola. Por los testimonios de la época, los historiadores afirman que los restos de la nave, de unos 36 metros de eslora, fueron utilizados para la construcción del Fuerte Natividad, un lugar de abrigo donde se quedaron algunos hombres a la espera de que Colón volviera a rescatarlos con una nueva expedición. Nunca más se supo ni del fuerte ni de los hombres que allí se quedaron.
Veremos si en los próximos meses, los estudios que probablemente se pongan en marcha confirman o desmienten el proclamado hallazgo.