Su profesión, su oficio, es bonito incluso en la lengua de la pérfida Albión: pilot. Viene del griego, timón, y ha llegado hasta nuestros días como persona al mando de algo. En castellano (y catalán) aún es más elegante: práctico, pràctic. Significa experimentado, versado, diestro en algo. Sería similar a profesor, persona que ensaña o ejerce una ciencia o arte, o maestro, de mérito relevante en su clase. Incidentalmente nada que ver con ministro, que significa acólito o comisionado, o diputado, que denomina a un simple representante, puestos evidentemente muy inferiores en dignidad a los citados al principio. Pero no nos despistemos del tema.
Entre otros vicios -que ahora no vienen al caso- cultivo celosamente el de la pereza. Es por ello que hoy estoy muy contento. En un único artículo voy a tratar dos temas importantes en la mar, de los que nos gusta ocuparnos en Naucher.
El primero, como antes decía, es el del practicaje. Dentro del mundo de la mercante ya son realidad los barcos sin capitán, o que estiban sin intervención humana. Quizás sea esa gorra blanca tan importante en el momento más complejo de la travesía uno de los últimos oficios que nos arrebaten las máquinas. Como ejemplo, en su día entrevistamos a Cristóbal García (https://www.naucher.com/marinos-de-altura-8-cristobal-garcia-bravo/), que en su carrera profesional pasó de marinero en un pailebote a vela a atracar como práctico en Cartagena al B/T BARCELONA, de 330 metros de eslora, 20,15 de calado, y 223.500 toneladas de crudo. Y hablamos de 1973, cuando los medios eran otros.
Otro tema relevante es el papel de la mujer en la mar, o mejor dicho, ir constatando como los techos de cristal caen uno tras otro. Únicamente como ejemplo: https://www.naucher.com/las-remeras-de-la-gloria

«MI ABUELO PONÍA A LOS PRÁCTICOS DE SEMI-DIOSES»
Tu trayectoria profesional. ¿Cómo llegaste a este puesto?
Hay una cosa que no pongo en duda. De una forma u otra, la mano de un práctico, con las tecnologías disponibles en cada momento, siempre estará ahí para garantizar la navegación segura por puertos, radas, ensenadas, estrechos y canales. Se lo comento a Miriam da Rosa Palacio, práctico del puerto de Sant Carles de la Ràpita, los Alfaques, la rada de Alcanar, Vinaroz y Burriana. Me mira, se ríe y me apremia para iniciar la entrevista.
R. Te hago una pequeña introducción de por qué elegí esta profesión y no cualquier otra. Lo primero es porque nací al lado de la lonja y puerto pesquero de Santander, viendo cada día los barcos entrar y salir, en aquellos años en los que aún había una flota pesquera importante, de la que ibas o venías al Colegio, el cual estaba también en el barrio pesquero de la ciudad.
Lo segundo, y más importante, porque mi abuelo, con quien viví hasta los 11 años, fue toda la vida patrón de los remolcadores de puerto en Santander, encargados de las maniobras de atraque y desatraque de los mercantes. Siempre que llegaba a casa me contaba las batallitas del día con los barcos, los prácticos y demás. Me acuerdo que incluso estando en casa, fuera de guardia, tenía el walkie encendido para seguir las maniobras que se estaban realizando en el puerto. Como mero comentario, el día de la Virgen del Carmen en casa era más importante que el de Navidad, imagínate.
Explicado lo que supongo finalmente me llevó a estudiar esto y no otra cosa, cuando en realidad siempre dije que sería profesora de matemáticas, paso a contarte cómo llegué a ser práctico.
La carrera de náutica, como sabes, en los planes de estudios que yo cursé constaba de dos partes, diplomatura y licenciatura. Al acabar la diplomatura quise empezar a trabajar. El plan era ir sacando poco a poco los dos cursos de licenciatura que quedaban mientras trabajaba y así lo hice. No fue tarea fácil porque a algún profesor no le entraba en la cabeza que podías aprobar sin asistir a sus clases, por lo que tuve que cambiar a la Escuela de Coruña el último año para poder acabar con un par de asignaturas. Me llevó cuatro años acabar esos dos cursos ya que sólo podía ir a los exámenes cuando estaba de vacaciones y mientras iba estudiando poco a poco a bordo. Gracias a compañeros y algunos profesores que me fueron facilitando apuntes para poder hacerlo. Esto me permitió solicitar el título de capitán en cuanto acabé la licenciatura, a los 26 años.
Hice el año de alumna del tirón embarcada en un cochero (car Carrier) y después de arreglar los papeles para sacarme el título de piloto de la marina mercante me quedé de tercer oficial en el mismo barco, en el que estuve hasta ocupar el puesto de primer oficial, navegando por toda Europa y norte de África. Allí estuve desde el 2004 cuando entré como alumna hasta el 2013 que cambié de empresa.
En 2013 hice una campaña de tercer oficial en el buque hospital JUAN DE LA COSA, del ISM, un honor siendo mi familia de Santoña, todo hay que decirlo. Estando de vacaciones me llamaron de la Corporación de Prácticos de Tarragona, ya que les conocía a todos ellos debido a que realicé varias rutas en diferentes años cuyo puerto base era éste, bien hacia Italia o Canarias, por si me interesaba realizar una sustitución como vigía controlador de tráfico portuario dentro de la corporación y acepté. Allí estuve dos años de mi vida hasta que me informaron que uno de los barcos que hacía ruta fija a Tarragona llevando carbón desde Alcudia (Mallorca) necesitaba cubrir el puesto de primer oficial y capitán para los relevos de vacaciones. Cuatro años duró mi aventura carbonera en Transportes Marítimos Alcudia.
Mi última empresa y por qué no decirlo, de la que mejor recuerdo me llevo de mi vida embarcada, fue Calvo, pese a haber sido corto mi paso, algo menos de dos años. Allí ejercí de capitán en los barcos frigoríficos de la empresa trayendo atún congelado desde West África a las conserveras gallegas, aunque no me hubiera importado estar también en los atuneros… Seguiría allí si no fuera porque mi objetivo desde que empecé la carrera había sido el practicaje. Supongo que ese deseo se lo debo a mi abuelo que ponía a los prácticos como semi-dioses siempre que hablaba de ellos y su respeto hacia esta profesión hizo que quisiera que él también se sintiera orgulloso de mí en ese sentido. Lástima que se fuera antes de verme aquí.

P. ¿Cómo ve un oficial de la mercante al práctico?
R. Como te he comentado, le debo a mi abuelo la admiración por el practicaje. Objetivamente, el práctico es un asesor del capitán a la hora de la realización de la maniobra, aunque normalmente es quien lleva el peso de la misma, salvo excepciones en las que el capitán solicita realizar él mimo la maniobra. En el puente, los marinos ven al práctico como un referente.
P. Sant Carles de la Ràpita y su bahía tienen que tener una personalidad especial. ¿Qué tipo de tráfico y que retos tenéis en el día a día?
R. Contando que estamos dentro de un paraje natural encantador, trabajar en estos puertos es un privilegio. El puerto de La Ràpita por desgracia tiene poco calado y restringe mucho el tipo de barcos que pueden recalar en él, aunque se está trabajando como reclamo en cruceros de tamaño medio debido al entorno natural que se puede ofrecer a este tipo de turismo. Cuando la plataforma Casablanca estaba en servicio, La Ràpita funcionaba como puerto base de los remolcadores que ofrecían el servicio a la plataforma, teniendo un tráfico diario de los mismos. Desgraciadamente, ahora no tiene el tráfico que desearíamos.
Además de La Ràpita, en la entrada a la Bahía dels Alfacs, tenemos el Puerto Industrial de Alcanar el cual está operado por una cementera. Es aquí donde tenemos más movimiento de buques, casi diario. Todos relacionados con materiales de la cementera, productos procesados o materias primas para la realización del cemento.
Además, trabajo como práctico en los puertos de Vinaroz y Burriana dependientes de la Comunidad Valenciana, en los que tampoco hay movimiento excesivo, lo justo para no aburrirse nunca…
P. Con las nuevas tecnologías el practicaje tiene que cambiar cada día. De lo que contarían tus compañeros más veteranos a lo que tenemos ahora tiene que haber un mundo. ¿Qué ha cambiado y qué queda? ¿Sigue la carta náutica en el puente?

R. La verdad es que la tecnología avanza en todos los campos, pero si te digo la verdad, yo más que cartas electrónicas a la hora de meter o sacar un barco, me fío más de lo que me dice el radar que es el único que te devuelve una señal real, independiente a sistemas electrónicos y posibles fallos de satélites. Ten en cuenta que los puertos de La Ràpita y Alcanar tienen estrechos canales de boyas para acceder a ellos por el tema del calado y si te sales, estás perdido. No quiero decir que las nuevas tecnologías no sirvan, todo lo contrario, ayudan y mucho, pero en ocasiones pueden llevarnos a un exceso de confianza que se puede pagar caro.
En cuanto a la carta de papel, cada vez es más difícil verlas en los puentes y ya sólo las encuentras en barcos antiguos que están exentos de llevar la electrónica por fecha de construcción. En esto sí que es verdad que es mucho más rápido posicionarte en una electrónica que trasladar constantemente datos del GPS a la de papel.
«LA MUJER ESTÁ MÁS PENALIZADA QUE EL HOMBRE»
P. Afortunadamente esta pregunta va quedando cada día más cerca de la historia que del periodismo. ¿El ser mujer te ha afectado -o te afecta aún- a la hora de pisar un puente?
R. Por suerte, cada vez menos. Siempre hay quien te mira raro o hace algún comentario, el cual educadamente ignoro o evito contestar. Ahora como práctico menos que en los barcos, donde sí que te ponían más trabas a veces, pero aquí estamos, por lo que no es nada que no se pueda superar. Gracias a todos los que te van poniendo zancadillas puedes hacerte más fuerte y eso hace que se puedan ir rompiendo barreras. Hace años sería impensable que una mujer pudiera llegar a ser práctico y mira, ya somos varias. Lo importante es que se vaya normalizando el tema de los sexos y que cualquier persona pueda elegir su profesión sin que se le juzgue por si es hombre o mujer sino solamente por su desempeño y experiencia.
Realizando la pregunta al revés… quizá sí que esta profesión para una mujer supone tener que dejar un poco aparcado el tema familiar. Como sabes, requiere bastantes años de navegación poder conseguir los días necesarios como capitán para poder optar a este puesto; en un artículo reciente, vosotros mismos señaláis que se necesita una media de 17 años desde que se empieza la carrera. Si quieres poder llegar a capitán e ir cogiendo la experiencia necesaria para poder presentarte a los exámenes de practicaje, no puedes permitirte quedarte un par de años en casa mientras dura un embarazo y dejas a la criatura ya amamantada porque eso supondría volver a empezar desde casi el principio. Tampoco quiero engañarte, sí que puedes hacerlo, pero nunca ves el momento de dejar de trabajar tanto tiempo seguido y tener que empezar desde cero cuando lo retomes. No me arrepiento de ninguna de mis decisiones porque ya se sabe que nunca es tarde si la dicha es buena, pero sí que en este sentido veo que la mujer está más penalizada que el hombre para formar una familia en esta profesión.
P. ¿Seguiremos viendo en el futuro la lancha con la bandera blanca y roja en un mundo en que se nos come la tecnología? ¿Cómo crees que puede evolucionar vuestra profesión?
R. Ya se habla de buques autónomos y de muchas novedades y avances tecnológicos. No sé si se llegará a sustituir todo por máquinas en el futuro y no sé cómo será el desarrollo de la famosa inteligencia artificial, que dicen será más lista y cometerá menos errores que los humanos. Posiblemente se creen programas que dirijan y atraquen barcos sin necesidad de la intervención humana, veremos. Quiero pensar que la experiencia adquirida por una persona durante años, una máquina no pueda llegar a simularla, pero… ya se verá.
NOTA DEL EDITOR. En la foto de portada, la práctico Miriam da Rosa accede a un buque por la escala de gato tendida al costado.