Sin acuerdos significativos y con pocas concreciones. Así ha acabado la reunión mantenida esta semana en A Coruña entre Puertos del Estado, Adif, el puerto y la Xunta de Galicia para determinar el futuro de la dársena coruñesa, especialmente la conexión ferroviaria de la instalación a través de Punta Langosteira, un proyecto que se inició en 2004 y que sigue encallado por las disputas políticas y administrativas con enfrentamientos entre formaciones de distinto color. Estas divergencias se visualizaron en la reunión del pasado martes, en la que el presidente de la Xunta de Galicia, el popular Alberto Núñez Feijóo, reclamó la condonación de la deuda del puerto de A Coruña con Puertos del Estado, que asciende a 200 millones de euros, de los 300 que recibió para un proyecto en el que se ha gastado ya 1.000 millones. Tras la petición, el presidente de Puertos del Estado, Francisco Toledo, se negó a esta y tan solo garantizó que el pago de la deuda se retrase hasta 2035.
Tras rechazar la condonación y no ofrecer un calendario para la licitación ferroviaria de Punta Langosteira, el futuro del puerto de A Coruña sigue siendo incierto, ya que la deuda acumulada (300 millones de euros) multiplica por 100 su volumen de negocio, que en el último año fue de 3 millones. De momento, el único acuerdo que se ha establecido es alargar dos años el periodo de vigencia de la declaración de impacto ambiental para el enlace ferroviario, que caducaba dentro de cuatro meses.
Convenio congelado desde 2004
Las primera noticias sobre la construcción de Punta Langosteira se dieron en 2004. En el convenio formalizado, se preveía que la obra se financiase con la urbanización de los muelles de Batería, Calvo Sotelo y San Diego. Con el dinero recaudado con la privatización y urbanización de estos, estaba previsto pagar la deuda del puerto de A Coruña con Puertos del Estado por el proyecto del enlace ferroviario. Mientras no se ejecute el convenio por la falta de acuerdo político, la situación del enlace con el tren seguirá enquistada.
En el encuentro del martes, el Gobierno central aludió a la utilización de los fondos de reconstrucción de la UE para licitar el proyecto, una prórroga de la declaración de impacto ambiental y la reestructuración de la deuda como claves. Por su parte, Francisco Toledo, presidente de Puertos del Estado, planteó la duda de porqué los tráficos del puerto de A Coruña han caído un 25% desde el año 2015 y la presidenta de Adif, la gallega Isabel Pardo de Vera, instó a que la conexión ferroviaria disponga de informes de viabilidad y pidió “lealtad institucional”. La petición de consenso político explica muchos de los problemas y retrasos del problema.
La conexión ferroviaria, como arma política
La falta de agilidad para desencallar la conexión ferroviaria provocó una disputa política en 2018, momento en que Puertos del Estado condonó la deuda de 350 millones de euros del puerto de Valencia, contraída por la construcción de las infraestructuras para albergar la Copa América. De vela. La decisión provocó la denuncia por un supuesto agravio del PP gallego, en Marea y el BNG, al considerar que el Gobierno central del PSOE favorecía al puerto valenciano, ubicado en una comunidad gestionada por el mismo partido, en detrimento de la instalación gallega, situada en una zona gobernada por el PP. Los partidos políticos exigen el mismo trato para A Coruña y han presentado iniciativas en el Ayuntamiento, el Parlamento gallego e incluso el Congreso de Diputados.
Tal como publicó NAUCHERglobal, en este caso se vuelve a producir una convivencia difícil entre el nombramiento ‘político’ en los puertos y la gestión del día a día. Mientras Puertos del Estado supervisa las finanzas y las líneas de actuación de las dársenas de interés general, en muchas ocasiones, las nominaciones en las presidencias y en el consejo de administración de las autoridades portuarias, realizadas por los gobiernos autonómicos, ejercen de contrapoder político. En ese contexto, las inversiones portuarias o la conexión de los accesos ferroviarios se convierten en constantes batallas políticas, alejadas de los análisis y necesidades técnicas.
Precisamente esta semana, se ha conocido que el tráfico de mercancías en el puerto de A Coruña cerró su estadística de enero con el primer balance positivo de los últimos ocho meses, en un año marcado por las restricciones provocadas por la pandemia de la Covid-19. A lo largo del pasado mes, se registró un movimiento de 1.031.947 toneladas, por las 923.189 de enero de 2020. No se reflejaba una subida desde el pasado mes de abril de 2020.