Después de un análisis de las condiciones laborales a bordo, la escasez de marinos y la experiencia de los marinos gallegos a cargo de la profesora Rosa María de La Campa, los ponentes explicaron brevemente a los alumnos y profesores que abarrotaban el salón de actos las políticas, posibilidades y propósito de sus empresas para formar alumnos a bordo de sus buques. Posteriormente se abrió un turno de preguntas que llevó a un debate bastante animado, en el que afortunadamente salieron a relucir dos profundas vergüenzas que echaron por tierra las supuestas buenas intenciones.
La primera: los alumnos en España no son “ gente de mar” a los efectos del Convenio sobre el Trabajo Marítimo (CTM, MLC en siglas inglesas), en vigor desde agosto de 2013. El artículo II f) del citado texto designa como gente de mar o marino “…a toda persona que esté empleada o contratada o que trabaje en cualquier puesto a bordo de un buque al que se aplique el presente convenio” .
Parece ser que de la definición surgió la duda de si los alumnos – futuros oficiales, jefes de máquinas y capitanes que han estudiado durante 3,4 y 5 años en las Escuelas de Náutica- deberían ser considerados como gente de mar, y la autoridad competente, supongo que bajo presión de los empleadores y poca fuerza de los representantes de los trabajadores, decidió que NO, que los alumnos que tienen que trabajar a bordo durante al menos un año para obtener su titulación profesional cuando han concluído sus estudios, no son marinos ni gente de mar… Los alumnos sustituyen a los vigías en las guardias de puente, a los engrasadores en la máquina, desmontan motores, pintan mamparos, participan en las maniobras, planifican viajes, traen cafés y limpian sentinas… pero no, NO SON TRABAJADORES DEL MAR NI MARINOS.
En el curso sobre el CTM impartido en el centro de formación que la Ofina Internacional del Trabajo (OIT) tiene en Turín, un buen profesor –y abogado de navieros alemanes- nos explicaba como ejemplo que hasta Madonna debería ser considerada gente de mar si canta y baila durante un crucero… Madonna, los trabajadores de los departamentos de hotel, catering,casino y entretenimiento de los buques de pasaje sí, gente de mar, los alumnos en buques mercantes no. ¿Alguien lo entiende?
Argumentaban ANAVE y alguno de los navieros cuando surgió la pregunta que el CTM ( convenio de mínimos que recoge derechos fundamentales de los que disfruta cualquier trabajador) es muy exigente y que decidieron excluir, haciendo de la trampa la norma, a los alumnos sin contrato. La realidad es, pues, que seguirá habiendo muchos alumnos sin padrino que embarquen, después de una ardua búsqueda y larga espera, sin contrato, agradeciendo de rodillas el favor, pagándose el seguro de su bolsillo, personándose por sus medios a bordo, comprándose las botas de seguridad y heredando un buzo de trabajo… Para escuchar, al fin, ¡lo costosos que son!
Sorprenderá al lector, como a la que escribe, que algunas navieras no estén profundamente interesadas en la formación de los futuros marinos, una formación de la que en breve se podrían beneficiar, pero sorprende incluso más la pasividad e irresponsabilidad de una Administración como la española que, lejos de preocuparse del germen de la profesión, olvida que en un país con semejante perímetro de costa se necesitan marinos con formación y experiencia para que, después de desarrollarse en las batallas en la mar, puedan ocupar y nutrir la Adminsitración marítima y afrontar así con responsabilidad y contundencia todo lo que queda por lidiar.