En cualquier caso, y pese a que según la Asociación de Navieros españoles (Anave), el desplome de los precios del crudo ha hecho posible que la factura energética para los armadores no haya aumentado como se preveía hace medio año, los datos del broker Bunkerworld, muestran como desde julio de 2014 los precios de los combustibles marinos, arrastrados por los del crudo, también han caído: en el caso del fueloil, más de un 50%, de 620 dólares por tonelada hasta los 299 dólares por tonelada, marcados el pasado 7 de enero. Por su parte, el diesel-oil, que entonces costaba 920 dólares por tonelada, ahora está un 30 % más barato a 610 dólares.
En este sentido, y haciendo una leve analítica de precios, el combustible válido para la navegación en las SECAs tiene un coste en estos momentos sensiblemente inferior a lo que costaba el fueloil pesado en julio pasado.
En su caso, los pocos armadores que sí optaron por adelantarse a las nuevas normas invirtiendo en scrubbers, están ahorrando unos 300 dólares por tonelada de combustible, sensiblemente lo mismo que preveían hace unos meses, con lo que, de momento, no pueden sentirse defraudados.
Aún así, para Anave, no se puede decir que la nueva normativa haya caído bien a todos y no haya afectado al sector: En su caso, los buques que además de navegar por SECAs lo hacen en otras rutas se ven obligados a cambiar de fueloil a gasoil, con importantes complicaciones incluso en materia de seguridad.
En el caso de las navieras que sirven líneas de short sea shipping dentro de las SECAs, existe otro problema: a pesar de que, gracias al mercado, sus costes de combustible prácticamente no han aumentado, desde julio del año pasado, el precio del combustible diesel para el transporte por carretera también ha bajado, alrededor de un 20%. Se trata de descenso menor que el de los combustibles marinos, debido a que éstos están libres de impuestos. En consecuencia, aquellas líneas en las que existe una alternativa de transporte por carretera ven su viabilidad económica sensiblemente amenazada, debido al descenso adicional de tarifas que hoy pueden permitirse los transportistas por carretera.