Según “Rojo y Negro”, que se autotitula «vocero de la CGT», los paros anunciados están motivados por “la precarización laboral en el remolque portuario y de altura”. Una situación, sigue “Rojo y Negro”, evidente “en el incumplimiento escandaloso de la legislación en cuanto la jornada laboral (…) con el único objetivo de abaratatar costes salariales en base a poner en jaque la seguridad” (en negritas en el original).
Por si el párrafo anterior no fuera suficientemente confuso, añade “Rojo y Negro”, o sea la CGT, que en realidad el objetivo de la amenaza de huelga es “promover un cambio de actitud de las patronales del remolque, administraciones y autoridades”. Ese cambio de actitud lo concretan en tres puntos: excluir el remolque de la norma europea sobre la liberación de los servicios portuarios; “respetar la legislación vigente en cuanto a la jornada laboral, la prevención y la seguridad”; y, tercero, “fomentar de buena fe la negociación, cumplimiento y respeto de los convenios colectivos que afecten al remolque y al tráfico interior” (de nuevo, las negritas pertenecen al original). Tres inexplicables brindis al sol.
A falta de que se haga público el dictamen arbitral, encargado por acuerdo entre las empresas y los trabajadores de remolcadores de Barcelona al magistrado en situación de emérito José Antonio Somalo, a fin de resolver el conflicto sobre jornada laboral que tiene paralizada la renovación del convenio colectivo vigente, la extravagante amenaza de la CGT parece un salto al vacío que hará aún más difícil el dialogo con las empresas, seriamente preocupadas por la posibilidad de una futura competencia en condiciones laborales incomparablemente peores.