La fragilidad del medioambiente, la de la cadena trófica marina y su incidencia en la general queda puesta de manifiesto recientemente con las normas IMO acerca de las aguas de lastre de los buques, entre otras.
Merece la pena pararse a considerar las dimensiones de los megabuques desde estos dos puntos de vista:
-la vida humana
-el medio ambiente
Desde el punto de vista de la vida humana, nos referimos más a los nuevos buques de pasaje de 6.000 y 8.000 pasajeros con tripulantes desinformados, desentrenados y de diversas nacionalidades no coordinadas suficientemente. Con pasaje de, digamos solo 4.000 almas (souls) más la dotación del buque. Entre ellos, una gran numero de mayores de 70 años, niños y personas con algún grado de dependencia. ¿Cómo se evacúa a esta gente a 50 millas de la costa, una estimación prudente, en una noche con lluvia y digamos un poco de mar, no mucha? Simplemente no se la evacúa. Habrá que ver cómo se desarrolla de manera eficiente el sistema safe return to port, que significa inversiones en duplicar sistemas y dotar a estos megabuques de centrales y centros de seguridad. Lo iremos viendo.
En cuanto a las tripulaciones, ya se sabe. Amortizables. Si son buques de transporte de mercancías, suerte si el armador es solvente y mantiene sus compromisos. Es de esperar la nueva legislación que adopten los países miembros de la IMO para garantizar el retorno a casa de los tripulantes abandonados.
El asunto de la pesca en el Índico, no hay manera de que la ONU arregle la simple y sencilla práctica de la esclavitud en los mares de Thailandia y adyacentes.
¿Y el medio ambiente? Pues, … ¡ya me dirá usted!
Buques cada vez mayores, con mayor eslora, manga y capacidad de combustible y mercancías a bordo (no solo jamones, …productos químicos, fertilizantes, petróleo, gas…), y para que la gracia sea mayor, más tendencias desde el extremo oriente a alcanzar el norte de Europa a través del Ártico. Parece inevitable la navegación comercial en los dos próximos años a través del Océano glacial Ártico, con todos los riesgos que eso comporta para el medioambiente. No serán buques gigantes, afortunadamente; pero ya estamos considerando portacontenedores de 3.000 TEU que son barcos de más de 25.000 toneladas, a los que seguirán otros de otro tipo. ¿Quedará Ártico después del año 2030, salvo una nueva glaciación?
¿Y el accidente de un petrolero de 100.000 toneladas en aguas del Ártico? Todas las exigencias del convenio Marpol para prevenir la contaminación, particularmente el doble casco, dejarían al descubierto su fragilidad, pues no podemos olvidar el axioma que proclama que la infalibilidad, la perfección, no es un atributo humano.
Y todo ello sujeto a los ciberataques, al terrorismo político y religioso que hace extremadamente frágil la cadena logística (de suministro) y la trófica (vital).
Mayores dimensiones significan mayores riesgos; y si los resultados económicos son buenos a corto y medio plazo para algunos, no estamos muy seguros de que a largo plazo sean positivos para el planeta y sus moradores. Y, desde luego, en caso de siniestro, no nos imaginamos la cara que pondrían los responsables de las aseguradoras.