El organismo público Puertos del Estado ha presentado los tráficos portuarios correspondientes al año 2012 y no, no son como para lanzar cohetes (a tenor del importante descenso del mes de diciembre), pero escúchenme: a mí, al menos, me animan. En el global del pasado ejercicio se incrementaron el 3,93% y ya sitúan su movimiento por encima de años como 2008 y cercanos al récord registrado en 2007.
Se pueden hacer dos lecturas. La primera es que vamos por el buen camino. La segunda es que hemos perdido cuatro o cinco años de nuestras vidas por la deficiente gestión de los sucesivos equipos de gobierno. Yo prefiero pensar en positivo… siempre y cuando esta travesía desértica nos lleve a un oasis de tranquilidad en los próximos años.
Según ha apuntado José Llorca, presidente del conglomerado de puertos estatales, las 28 autoridades portuarias facturaron de forma conjunta más de 1.000 millones de euros con un crecimiento similar al de los tráficos y el beneficio económico ha llegado a los 236 millones de euros, el 44% más que en 2011.
Ahora toca decidir qué hacer con ese dinero y, en esto, sólo hay dos soluciones: hacerlo bien y apostar por mejorar las infraestructuras de aquellos enclaves importantes que aportan movimiento internacional, valor añadido y mejoran el margen económico general; o hacerlo mal -como tristemente acostumbran- y apostar por puertos sin más futuro que el nutrir a su área de influencia más cercana y que son un lastre para el conjunto. Una tercera vía sería amortizar la cuantiosa deuda del organismo, cifrada en 2.600 millones de euros.
Una primera vía de escape, como también anunció Llorca, es el más que posible descenso de las tasas portuarias. Sería una muy buena medida para captar más tráficos hacia nuestro país. Ahora bien, aplicando los coeficientes correctores y las bonificaciones que se deseen, me gustaría ver cómo el principal motor económico de los puertos españoles, el puerto de Barcelona (que, por cierto, descendió sus tráficos en 2012), puede competir en igualdad de condiciones a nivel de tasas con otras instalaciones tradicionalmente más mimadas por el Ejecutivo central, como Valencia, Algeciras o Gijón, por ejemplo.
No sé si sería utópico pedir a Llorca que las inversiones más importantes se orientaran hacia la eficiencia, la competitividad y el valor añadido pero visto como funciona el politiqueo en este país es ciertamente complicado. Dos ejemplos: Gijón y La Coruña… y sus flamantes macroinstalaciones vacías, con pérdidas y a la espera de vender terrenos a la iniciativa privada o realizar desinversiones.
Pero si el bueno del presidente de Puertos del Estado tiene problemas con el ministerio de Hacienda para subir los sueldos en consonancia con los convenios firmados de sus trabajadores y que Cristóbal Montoro ha rechazado -hay varias jornadas de huelga convocadas por los sindicatos-, mayor sería el problema si le tuviera que decir a Ana Pastor (ministra de Fomento) que debe apostar por los puertos que den beneficios con independencia de los votantes de uno u otro lado.
Centrándonos en los tráficos, las estadísticas muestran un importante crecimiento del 5,71% en la importación y exportación, y un descenso leve, pero descenso al fin y al cabo, del 0,64% en los tránsitos. Los puertos deben empezar a plantearse que no se puede competir con los complejos del norte de África, que cuentan con mano de obra más barata, más espacio y más económico. Deberían dejar que Marruecos, por ejemplo, haga de almacén (como ahora hace Algeciras, sin ir más lejos) y tender al comercio exterior real. No el de contenedores vacíos.
Otro signo positivo son, sin duda, los graneles sólidos, con un importante crecimiento del 11,63%. Parece que se ha empezado a sortear la denominada crisis del ladrillo, pero aún hay margen de mejora con productos de mayor valor añadido y mejor productividad.
Por lo que respecta a los líquidos a granel el incremento se situó en 2012 en el 2,01%. Aquí los puertos de Tarragona y, sobre todo Bilbao deben y pueden mejorar. La gran noticia ha sido el de Cartagena, con un aumento del 35% que lo ha situado como enclave de referencia en España en esta tipología de producto.
En cuanto a la mercancía general, el 2,65% de incremento es correcto para los tiempos que corren. Aquí, Valencia y Algeciras sobresalen por encima del resto, con cerca de 60 millones de toneladas cada uno. El resto, juntos, suman 100 millones.
Hablando igualmente de puertos en concreto, siempre se tiene que hacer hincapié en los resultados conjuntos de los cinco primeros: Algeciras, Valencia, Barcelona, Tarragona y Cartagena. Entre estos mueven un total de 261 millones de toneladas. Las 23 autoridades portuarias restantes juntas movieron en 2012 un global de 212 millones. Porcentualmente es desastroso y representa un signo más de que continuará habiendo puertos de primera y de segunda. El patetismo llega al extremo de que hay puertos estatales de interés general que tienen menor movimiento de mercancías que alguno autonómico.