Durante la cena oficial del congreso que celebraron en Huelva los prácticos españoles, el día 8 de mayo de 2015, el Colegio Oficial Nacional de Prácticos distinguió a José María Ruiz Soroa y Santiago Zabaleta Sarasua con el nombramiento de Prácticos Honorarios. Un decisión inteligente y acertada. Soroa y Zabaleta eran los titulares del mejor despacho de abogados maritimistas de España, dos profesionales del Derecho con una brillante trayectoria en defensa de los derechos de los marinos mercantes. El reciente cierre del bufete por jubilación de sus titulares no ha sido precisamente una buena noticia para los hombres del mar, que tenían en la firma Ruiz Soroa-Zabaleta un referente jurídico de plena confianza.
Ambos se dedican ahora a escribir, que es de hecho a lo que se han dedicado desde siempre. Ruiz Soroa se ha volcado en la ciencia política y escribe ensayos eruditos y artículos de actualidad en diversos periódicos. Textos luminosos y de la misma prosa limpia y brillante con que ha escrito los mejores manuales y obras de Derecho marítimo. Santiago Zabaleta ha optado por un reto diferente, más arduo si cabe, y ya ha publicado una extensa novela, “Diario de un lector en llamas” (Editorial Donbuk, 2018). Una novela que transmite ternura, sensibilidad y cultura, tal vez la historia de amor más larga jamás contada que, sin embargo, se lee con interés hasta el final. Debo aclarar que el amor que trata la novela de Santiago Zabaleta tiene dos destinatarios: la mujer y la cultura. La mujer compleja, difícil, a veces esquiva, dotada de los atributos físicos que enloquecen a los hombres. Y la cultura, los libros, el cine, la vida, porque como han dicho tantos y tantos escritores la vida se vive al momento, y mejor vivirla intensamente, y se aprende leyendo, leyendo mucho, saboreando la poesía, escudriñando las historias que nos transmiten los maestros; y contemplando esas películas magistrales con planos capaces de transmitir odio, desdén, codicia, amor y compasión, con diálogos que se adhieren a nuestra piel y nos permiten entender alguna cosa del mundo y algunos secretos de nosotros mismos.
La novela de Zabaleta recorre el camino de un enamorado para seducir a la mujer que ha colonizado su existencia, esa mujer que nos llega al corazón con un gesto, una sonrisa, una mirada y despierta nuestra pasión con los contornos de su carne. En este caso, la mujer con que tropezó en el atraco a un banco. Y escoge un camino empedrado de literatura y de cine: Dickens, Cernuda, los clásicos de los siglos XVI y XVII, los griegos del principio de todo, Billy Wilder, “Raices profundas”, “El apartamento” y tantos y tantos otros, que el enamorado le muestra a su amada para despertar en ella el mismo sentimiento. De este modo, la novela resulta un magnífico paseo por la vida explicada por los poetas, los novelistas y los directores de cine que han modelado nuestra mirada y nuestras palabras.
Desde el punto de vista formal, el “Diario de un lector en llamas” está construido desde la perspectiva de un joven que cuenta sus desvelos amorosos. El escritor habla en primera persona, sin intermediarios, con un lenguaje coloquial que transmite sinceridad y algo nada fácil en una novela: veracidad. La gran preocupación de Hemingway era conseguir que sus diálogos fueran veraces, no sólo verosímiles, veraces. Y eso lo consigue Santiago Zabaleta de forma admirable, con sencillez. Como lector impenitente, domina los códigos de la novela y desdeña los adjetivos de adorno y los empastes y desvíos que tal vez complacen al autor, pero que matan el relato. Incluso el viaje a Grecia, que tiene algo de forzado en la historia, está resuelto con suficiente oficio como para que el lector no pierda el interés por el final.
No les voy a contar ese punto porque sería hurtarles uno de los placeres del suspense que recorre la narración. Les recomiendo que lleguen al instante final, una apoteosis de feminismo emocional. Y que en el camino disfruten y aprendan de las maravillosas lecturas de un lector en llamas, práctico honorario, abogado y novelista: Santiago Zabaleta.
ARTÍCULOS RELACIONMADOS
Ruiz Soroa y Zabaleta nombrados prácticos honorarios