En el 2021 los tres principales países productores de crudo fueron: EEUU con 10,2 millones de barriles diarios, Rusia con 9,7 y Arabia Saudí con 9,3. A mucha distancia sigue Canadá con 4,3 y así hasta completar una larga lista. Vemos por lo tanto, que Rusia es un importante productor y exportador de petróleo; además, la mitad de su producción es consignada a Europa, de manera significativa a Alemania, Países Bajos y Polonia. EEUU importa aproximadamente un 1%; España sobre un 4,6% y el resto a Asia , Oceanía y China. Ante esto, podemos decir que nuestro país es poco dependiente del crudo ruso. No ocurre lo mismo con Occidente, que sí lo es.
La invasión de Vladimir Putin a Ucrania excluyó a Rusia del mercado energético mundial. Sin embargo, a medida que la guerra en Ucrania se va extendiendo en el tiempo, el tráfico del petróleo ruso se hace muy goloso para determinados compradores que no se han sumado a la prohibición de importación de dicho producto energético por parte de EEUU.
Desde el punto de vista económico hay una potente razón para comprar el crudo ruso y es el aumento de la demanda del petróleo, en especial por los países con una gran velocidad de desarrollo económico y, que dependen mucho de esta energía, como son China e India.
Ante esta realidad la Rusia de Putin aplica la misma estrategia que en su día llevó a cabo Venezuela e Irán cuando EEUU les impuso sanciones, es decir, apagar durante horas los sistemas de identificación automática(AIS) de los buques, incumpliendo la Directiva 2002/59/CE del Parlamento Europeo aprobada el 27 de junio del 2002, de esta manera los buques rusos que transportan crudo y productos derivados del petróleo desaparecen durante horas de todo tipo de control del tráfico marítimo, convirtiéndose en buques espectrales que navegan en derrotas fantasmas y suministran su carga a compradores en la sombra, los cuales, no quieren ser reconocidos para no ser señalados el día de mañana como colaboradores en la agresión rusa contra Ucrania.
Según datos de compañías de inteligencia predictiva, esta actividad oculta de los petroleros afiliados a Rusia ha aumentado un 600% respecto a antes de la guerra. Otro sistema que también se está empleando es el trasiego de petróleo de barco a barco en alta mar y, a buques cisternas que hacen de gasolineras.

No obstante, a pesar de que este negocio marítimo clandestino proporciona un cierto equilibrio del precio del petróleo, de prolongarse la guerra de Ucrania el barril de Brent podría adquirir precios muy por encima de los actuales. Por lo tanto, la prohibición de las importaciones rusas del petróleo y sus derivados puede producir un considerable aumento del coste del crudo, lo que a su vez traería un incremento del precio del combustible que repercutiría en las materias primas y, a su vez en los alimentos, subidas que lo sufrirían los consumidores, produciendo un efecto rebote y una contracción de las economías, de manera singular las europeas que son las más dependientes de los recursos energéticos rusos.
Por lo tanto, la interrogante es: ¿por qué la OPEP no aumenta la capacidad de bombeo y suministra más crudo al mercado, mientras dura esta dramática guerra? Ante la pregunta, algunos analistas responden que es debido a la disminución de la capacidad de bombeo de crudo, como consecuencia de la falta de capacidad de reservas e inversiones. Esta situación, que actualmente tiene difícil solución, ha llevado a los Estados Unidos a tirar de sus reservas estratégicas y ha animado a otros países, entre ellos, al Reino Unido, que hagan lo mismo con sus recursos fundamentales, a fin de mantener un equilibrio en el precio del barril de Brent. No obstante, esta calamitosa guerra ha puesto de manifiesto que las oscilaciones de los precios del crudo son debidas más a cuestiones políticas y tácticas que a variaciones de la oferta y la demanda.
Este conflicto que el gobierno de Vladimir Putin ha creado en Ucrania traerá para Europa y al resto del mundo importantes repercusiones económicas y geopolíticas, como por ejemplo: un nuevo planteamiento de la producción de energía para no ser tan dependientes, cambios estructurales en las actuales cadenas logísticas de producción global, fragmentación de los pueblos y hará que los gobiernos productores y exportadores de petróleo aumenten sus beneficios acrecentando aún mas la diferencia entre los países ricos y pobres.