Una de las principales diferencias entre los terrícolas y los marinos es que los primeros, especialmente los que vivimos en ciudades, tenemos la certeza de que en caso de emergencia en poco tiempo tendremos a un policía, un bombero, un sanitario bregando con nuestro problema. No solo no se nos exige, sino que se nos desaconseja arriesgar el pellejo en caso de que vengan duras. Profesionales muy cualificados se encargarán de ello.
En la mar, a más millas de la costa, más solo estás. Ya hace largos años que las comunicaciones por radio o telefonía son no solo posibles, sino obligadas, con lo que por ejemplo vamos a tener a nuestro lado la voz de un médico cuando sea necesario. Si necesitamos un bombero o un policía la cosa cambia. La costa catalana tiene del orden de 580 kilómetros. Afortunadamente se trata de aguas seguras, y raramente se dan delitos. Al igual que en tierra, el importante volumen de navegación se concentra en determinadas zonas, lo que permite optimizar los recursos de salvamento y seguridad. Aun así, hablamos de unos siete mil kilómetros cuadrados, frente a los poco más de treinta mil de la Catalunya continental, protegidos por un puñado de personas que cada mañana dan un último beso a la mitad de su corazón y dejan al niño en la guardería para marchar a arriesgar el pellejo por un desconocido. Esto es así aquí y en todos lados: los organismos que nos protegen en la mar tienen que disponer sus unidades de forma óptima, dentro de lo posible, para mejor atender los servicios, y se llega cuando se llega. La mar no da medalla de plata. La mar es amante, pero no amiga. Cada vez que nos ponemos en peligro por cualquier descuido no solo somos nosotros y los tripulantes que confiaron en nosotros los que podemos acabar saludando a Pedro Botero. Hombres y mujeres nobles hasta decir basta van a jugarse sin dudar el pellejo por culpa de nuestro error.

Otro tema son las Administraciones. Por una serie de motivos históricos, son muchas las que tienen competencias y disponen de medios navales. La Guardia Civil, Vigilancia Aduanera, Salvamento Marítimo, Agentes Rurales e incluso la Guardia Urbana de Barcelona tienen responsabilidades en la mar. A finales de 2019 la Generalitat de Catalunya pone en marcha la Unidad de Policía Marítima de los mossos d’esquadra, un grupo de hombres y mujeres con la misión de velar por una mar mejor.
Quizás en un futuro podrían plantearse las instancias políticas de Cataluña que, por pura eficiencia, todas estas funciones dependieran de un organismo único, los Mossos d’Esquadra, por ejemplo, que ya son garantes de la seguridad en tierra.
LA CONSOLIDACIÓN DE UN PROYECTO
Puerto de Palamós: El inspector jefe de la Unitat de Policia Marítima, Jordi Ollé, nos recibe con un fuerte apretón de manos y una sonrisa que la mascarilla no puede ocultar. Junto a su equipo, tomamos asiento allí donde comienzan los proyectos bien planificados: una mesa de trabajo. Nos habla de un proyecto a punto de madurar, pero que no es nuevo.
Pregunta. Muchas gracias, inspector, por recibir a NaucherGlobal. ¿Cómo explicaría la creación de esta nueva unidad de los mossos d’esquadra?.
Respuesta: Como saben ustedes, en 2008 se completa el despliegue territorial de los Mossos. En 2009 se crea la Unitat Aquàtica, con base en Sabadell, para atender a servicios en aguas continentales e interiores, específicamente subacuáticos. Es una unidad reactiva: los efectivos acuden allá donde son necesitados. A finales de 2019 se da un paso más. Se proyecta pasar a un modo preventivo, una policía que actúe en la mar como en tierra. No somos un servicio nacido de cero. El antiguo servicio subacuático y la nueva unidad marítima van a unificarse, aprovechando la valiosísima experiencia tanto técnica como organizativa que hemos acumulado estos años.
P. No tiene que ser trivial el proceso de transformar un policía en marinero, sin perder la esencia del primer oficio.

R. La convocatoria interna para integrar la unidad marítima fue todo un éxito. Se solicitó que los aspirantes tuvieran al menos un título de navegación básico a fin de seleccionar perfiles personales con una cierta afinidad por la mar, y tuvimos cuatrocientas solicitudes para treinta y dos plazas. La mar tira mucho -sonríe otra vez el inspector, y sus compañeros asienten-. Se ha aprovechado el talento que teníamos previamente en el cuerpo. Como ejemplo, uno de los miembros de esta unidad, cuya competencia técnica está resultando muy importante, es capitán de la marina mercante, ha trabajado en buques mercantes y prepara su doctorado en marina civil. Avanzamos poco a poco, primando la calidad. Ya le comentaba que la promoción de 2020, con 32 ingresados, realizó un curso de mil horas de docencia. No solo se trata de formar marinos. La formación incluye también rescate, medio marítimo, legislación específica tanto administrativa como penal y un largo etcétera. Hemos buscado la colaboración y apoyo con otras instituciones y en este sentido se ha establecido un convenio con la Dirección General de Marina Mercante para crear el título específico de patrón de las embarcaciones de los mossos d’esquadra, con un currículum a la vez marinero y orientado a nuestras necesidades específicas.
P. Y ahora a zarpar.
R. En efecto. Nuestro objetivo futuro es una flota del orden de 10 embarcaciones, con entre cien y ciento veinte efectivos. El inmediato es que las tripulaciones se familiaricen con los nuevos medios y comenzar ya a prestar servicio colaborando con otras entidades como las Capitanías marítimas, SASEMAR o la Guardia Civil. Ya disponemos de centros operativos en Palamós, l’Ametlla y Vilanova, cada una con diez mossos para garantizar su disponibilidad 24 horas 365 días. A medio plazo veremos nuevas unidades el Barcelonés y más adelante en los extremos del litoral catalán.
P. ¿Como son sus relaciones con los miembros del servicio marítimo de la Guardia Civil?
R. A nivel de trabajo magníficas. Desde que salimos de la bocana del puerto nuestra radio está a la escucha para colaborar en lo que sea necesario con todas las entidades que trabajan en la mar. Nuestro objetivo es común. Evidentemente, a nivel mucho más alto, ellos consideran como cuerpo que deben tener unas determinadas atribuciones y ámbito de actuación, y nuestra opinión es otra. Pero eso en absoluto interfiere que, ante una llamada de socorro, sea el más cercano el que acuda y así podamos emplear de forma coordinada los recursos. A nivel de seguridad, piense por ejemplo que los delitos iniciados en tierra y que puedan terminar en la mar son responsabilidad nuestra. Igualmente vamos a prestar protección e información en los puertos. Por otra parte, si vemos cualquier delito o infracción administrativa o medioambiental por supuesto intervendremos, para después denunciarlo donde corresponda. No estamos hablando de una unidad simplemente en formación.
LA IMPORTANCIA DE LA COORDINACIÓN DE ESFUERZOS
P. Están dando ustedes mucha importancia a la coordinación con otras entidades.
R. Muchísima. Desde 2009 se ha realizado un esfuerzo muy grande para presentarnos ante los organismos e instituciones con competencias en el ámbito marítimo. Era fundamental que nos conocieran. Todo este trabajo previo nos ha permitido estar donde estamos ahora. Y no solo a nivel oficial, también nos reunimos con las cofradías de pescadores, clubs náuticos, puertos deportivos y otras entidades ciudadanas para garantizarles que venimos a colaborar y a realizar las funciones de un coche patrulla de proximidad, pero en la mar. Es muy importante hacerlo visible.

Satisfechos con el briefing, el inspector y sus compañeros nos conducen al muelle donde está atracada la embarcación construida recientemente con los medios necesarios para realizar la misión que los mossos de la unidad marítima tienen encomendada. Los nuevos barcos están destinados a integrar la flota que ya cuenta con la NEPTÚ II, de siete metros y la THALASSA, semirrígida de 12 metros. Por ironías del destino, la THALASSA procede de un decomiso a narcotraficantes, cedida judicialmente a los mossos. A pesar de su humilde tamaño, tanto la NEPTÚ II como la THALASSA no son únicamente plataformas de entrenamiento. Han colaborado con Salvamento Marítimo en la búsqueda de personas desaparecidas y realizan servicios de vigilancia en zonas protegidas…
La embarcación que nos muestran, bautizada como CAP DE CREUS, la primera de la serie, resulta una unidad muy especializada y diseñada desde el principio para las funciones que ha de acometer. Con 12,83 metros de eslora, lo primero que salta a la vista son dos motores Suzuki, de 350 caballos cada uno (cabezones, en el argot marítimo), que si la mar acompaña pueden hacer volar a la lancha a 50 nudos. No solo son veloces: sus hélices orientables permiten maniobrar con gran agilidad y precisión. Entramos en la cabina. La visibilidad es magnífica y la protección de los elementos muy buena. Seis baquets permiten aferrarse cuando vienen mal dadas. El puesto de mando -hoy en día los barcos parecen la Nasa, no son tan bonitos, pero van la mar de bien- lleva todos los adelantos que pueden ayudar a este patrullero del mar: radar, sonda, GPS, AIS…
No termina ahí la electrónica. La CAP DE CREUS está dotada con un ROV, un pequeño sumergible automático para tomar imágenes del fondo, y un dron que vigilará desde el cielo. Una de las asignaturas que un mosso tiene que superar para unirse a este servicio es obtener la licencia de piloto de drones.
Bajamos a la cala, que contiene un pequeño lavabo y dos catres de campaña. El uso real es para estibar el equipamiento necesario para el enorme rango de misiones a las que se puede enfrentar un agente en la mar. Sobre las colchonetas, equipo de salvamento, medios sanitarios…. Podríamos hacer el chiste fácil de que los mossos no duermen sin faltar a la verdad en todos los sentidos, A diferencia de otros compañeros con servicios de 24 horas, los mossos trabajan con un sistema de turnos, en una filosofía más parecida al coche de patrulla que al guardacostas que permanece todo lo que da su autonomía a marcha económica en una zona determinada. Se trata ahora de ir aplicando los conocimientos adquiridos, familiarizarse con las nuevas unidades y equipos, y la biblia del buen policía: conocer a todo el mundo.
Se acerca el plumilla que esto escribe a uno de los agentes más jóvenes e intenta ponerle en un compromiso. ¿Cómo se tiene la lancha en mala mar? Dame quilla y te daré millas, dice el refrán marinero, y el escaso calado de estas lanchas es un compromiso que te lleva desde la playa al temporal más duro. Reflexiona durante unos segundos antes de responder. Es consciente de que esto es solo el principio y queda mucho por recorrer. Que el día de mañana este núcleo formará nuevas generaciones. Un día se ciñó placa y pistola y salió a patear las calles, con un nudo en la garganta que no era el de la corbata, con un ojo en el compañero veterano, imitando hasta su forma de ponerse la gorra. Y en nada vio que tenía a un chaval joven detrás, y que ahora era el maestro. Bienvenidos, hermanos en la mar. Un día de estos hablaremos del Gobierno, como decían Tip y Coll, que no hay mayor arrebato que muchas manos en un plato. Pero la buena noticia de hoy es que más hombres y mujeres valientes están ahí afuera.