El refrán dice: “A río revuelto, ganancia de pescadores”. Llevado a la situación de la estiba en el puerto de Bilbao convendría modificar este dicho popular y dejarlo como “A río revuelto, ganancia de las empresas” y, en su caso, parece que también es ganancia para la plantilla de estibadores fijos, tal como proclaman los discontinuos. Desde la plataforma ‘Yo apoyo a los Estibadores’, conformada por profesionales eventuales que, en la mayoría de casos, llevan más de 14 años trabajando en los muelles del puerto vasco nos han hecho llegar documentación que muestra la delicada –critica, más bien- situación que están viviendo.
Cerca de un centenar de efectivos se han quedado sin trabajo. Aunque hablan de excepciones, critican la «avaricia y el individualismo» de la platilla fija del Centro Portuario de Empleo ya que «tras más de 15 meses de conflicto acabáis de dejar a 100 familias literalmente en la basura a cambio de más extraordinarios», señalan en sus redes.
Para llegar a esta situación conviene, no obstante hace una previa explicativa: El trabajo de los estibadores vizcaínos conllevaba la realización de sus tareas profesionales para la entrega y/o recepción (o labores complementarias) de las mercancías llegadas al recinto. Así lo marca el convenio colectivo, aún en vigor, del puerto (en este enlace).
Según los responsables de la plataforma “las empresas estibadoras afincadas en el puerto de Bilbao, la parte social y la autoridad portuaria promueven la eventualidad y la precariedad en las tareas complementarias. Unas tareas realizadas históricamente por estibadores y que, ahora, se realizan con eventuales y con contratos por horas aún con un convenio en vigor, en las que están recogidas dichas tareas”.
En este sentido, las empresas, la mayoría de las cuales o están asociadas o simpatizan con Asoport, “decidieron externalizar y precarizar este trabajo saltándose el actual convenio, supeditándolas a un convenio distinto, contratando a otros trabajadores en otras condiciones económicas, laborales y de formación más escuetas en octubre de 2020”. Así, la multinacional de trabajo temporal (ETT) Randstad ha seguido proveyendo de estibadores (por llamarlos de algún modo) rebajando de ese modo los costes asociados que, hasta el momento, hubieran pertenecido a la plantilla del Centro Portuario de Empleo y a la bolsa de eventuales. En este sentido, “la pérdida de estas labores –complementarias- suponía cerca del 30% de la carga de trabajo para plantilla fija y eventual”, nos explican.
Así, desde la plataforma señalan que el modelo de funcionamiento se inicia cuando «los trabajadores son convocados el día anterior a la jornada de trabajo, menos los lunes y después de los festivos que se hace el mismo día”. En este sentido “este sistema perpetuo de llamamientos hace muy difícil la conciliación familiar y cualquier tipo de planificación, mas cuando se dilata durante 14 años, como mínimo”. Además, “hasta antes de la pandemia, solo trabajaban de lunes a viernes, después se cuenta con sus servicios en puntas de trabajo los fines de semana y en los nocturnos entre semana, derecho que se les arrebata después de secundar la huelga de año 2020”. Y, finalmente, se llega a la situación actual en la que los ETTs de Randstad –recordemos, trabajadores sin apenas experiencia y escasa formación para la realización de las tareas de estiba- los han sustituido completamente, “incumpliendo el convenio del puerto” vigente.
El resultado lo comentábamos al inicio de esta noticia: un centenar de familias se han quedado sin trabajo después de estar más de 14 años como trabajadores eventuales.
La situación, según nos explican es más que dramática y se la toman, en general, «con resignación y con pocas esperanzas; ya que son 14 años de incertidumbre y de supervivencia en el día a día. Tras lo acontecido en 2020 algunos trabajadores se han marchado en busca de un futuro mejor, otros compaginan con otros empleos, otros visitan periódicamente a psicólogos y muchos sobreviven, mes a mes, en números rojos y con descubiertos bancarios”

Critican que los estibadores fijos en la plantilla del CPE podrían haber dejado de hacer «dobles» para que «para que esos trabajadores eventuales pudieran, al menos, intentar llevar un salario a casa», y o considerarían «una respuesta consecuente del colectivo estibador a esta nueva agresión a sus eventuales. Ya no detrás de unas siglas o eslóganes sindicales, sino más bien a una responsabilidad personal y solidaria», determinan.
El «doble» al que hacen referencia se refiere a lo marcado en el actual convenio: «es una jornada especial donde los trabajadores meten dos jornadas de turno de 6 horas (12 horas seguidas), pero los contabilizan como 8+4, de tal manera que la empresa se ahorra pagar una seguridad social», algo que están dispuestos a llevar ante la Inspección de Trabajo.
Además, según los artículos 11 y 20 del convenio del puerto de Bilbao, «las 20 primeras jornadas especiales se compensaran económicamente según establece en Anexo I, sin derecho a descanso». A partir de la vigésimo primera jornada la compensación económica será según se establece en el citado Anexo I, y «da derecho a un día de descanso». Y es que según opinan, «detrás del doble solo hay un interés económico tanto por parte de la empresa como por la parte del trabajador que se presta a ello».
En este sentido, «nada más iniciarse el año 2022, las empresas, deciden saltarse la negativa de la parte sindical y utiliza a los trabajadores fijos para doblar y hacer el peonaje entre semana también (tal como venían realizando en las jornadas festivas desde verano de 2021). Este es el tiro de gracia a los eventuales, que si antes trabajaban poco ahora ya se pueden considerar de directamente despedidos».
Desde la plataforma indican cómo, «en cualquier empresa se hacen horas extras y, a veces, se pide hacerlas a los trabajadores con cierto paternalismo para que el negocio sea rentable», en este sentido, «en el puerto de Bilbao, los últimos años ha sido un festival de faltas de personal y de ver la lista del pedido en rojo. Aunque gran parte de la plantilla doblase y trabajaran todos los eventuales, no se cubrían las necesidades de almacenes y barcos», critican. Sin embargo «no pasaba nada, esto sólo se hablaba a pie de grúa y no trascendía».
Así, los eventuales recuerdan que las empresas estibadoras (Toro y Betolaza, CSP, Berge y SLP) «contratan exclusivamente a personal fijo de Bilboestiba, donde las mismas empresas son accionistas. Cuando no dan a basto (esto ha sido una constante estas últimas décadas) contratan a trabajadores de la bolsa de eventuales, los cuales han realizado medias de 150-180 días trabajados anualmente desde el año 2010 hasta 2020». Lo que representa «algo más que puntas de trabajo», aclaran.
En este ámbito, «es evidente que la que la plantilla de trabajadores fijos requiere de un redimensionamiento, lo dicen los números, lo dice la carga de trabajo de esta última década y lo regula el actual convenio en vigor en su artículo 15 en su último párrafo».
Además. «la plantilla de estibadores de Bilboestiba ha disminuido en los últimos años por las jubilaciones y defunciones y ahora son 120 trabajadores menos en 2008». Señalan también que «muchas de estas prejubilaciones han sido pagadas con dinero público, algo que no tiene mucho sentido ya que Bilboestiba-CPE es una empresa privada». Mientras tanto «los trabajadores eventuales acumulaban más de 2.000 contratos diarios firmados (quizás -señalan- en fraude de ley) pero sin ninguna opción a pasar a ser de la plantilla fija”.
Critican, asimismo, la inacción de los sindicatos, específicamente del comité de empresa, liderado por Coordinadora: «En 2017 las posibles incorporaciones a la plantilla fija quedaron fuera de juego con la disculpa del decreto de la liberalización de la estiba [seguido a rajatabla por las empresas que simpatizan con las tesis de Asoport] y, mientras en otros puertos blindaban a muchos de sus eventuales, en Bilbao se dormía».
Cabe recordar que sobre el CPE pesa en la actualidad una situación concursal, al margen de la decisión que pueda tomar el presidente de la autoridad portuaria, el capitán Ricardo Barkala, de dejar su cargo para presentarse a las elecciones del Athletic Club de Bilbao, según se han hecho eco varios medios en la última semana.
Cabe indicar, asimismo, que tal y como señaló NAUCHERglobal hubo una primera intención, en 2016, de interponer una denuncia por parte de los eventuales por contratación en presunto fraude de ley, “pero se silenció en este caso a las cabezas visibles del movimiento con la amenaza de no volver a pisar el puerto”.
Según los responsables de la plataforma “el CPE ha decidido puentear al comité y sindicatos y, directamente, ha ofrecido doblar en la única categoría en la que podemos salir la bolsa histórica de eventuales del puerto de Bilbao”, siendo que “los propios trabajadores han accedido y ejecutado la acción sin miramientos”.
En este sentido los portavoces de los trabajadores eventuales han indicado a NAUCHERglobal que establecerán contacto con el Consejo Internacional de Estibadores (IDC) y con la sección de estiba de la Federación Internacional del Transporte (ITF) para hacerles partícipes de su angustia e intentar un asesoramiento y solidaridad a escala internacional. Se sienten dejados por los sindicatos de aquí –salvo excepciones- y desconfían del comité de empresa del CPE en el puerto de Bilbao que, a su vez, está enfrentado a la Coordinadora estatal… pero ésta será noticia para próximas entregas.