El 20D ha dejado claras diversas situaciones controvertidas y comprometidas para el stablishment de la capital. Si bien el Partido Popular ha ganado la contienda electoral, lo cierto es que tendrá dificultades para lidiar con los resultados. En Vigo –principal puerto gallego- ha ganado Podemos (En Marea), mientras que en La Coruña el PP mantiene posición, a pesar de caer cerca de 15 puntos en favor de la formación de Pablo Iglesias. El resto de puertos gallegos carecen de importancia a escala nacional.
El Partido Popular también ha sido la fuerza con más sufragios en Gijón o Santander, dos de los principales puertos del Cantábrico, sin embargo han perdido fuerza en favor del PSOE, Podemos e, incluso, Ciudadanos.
Diferente situación se da en la provincia de Vizcaya, con el potente puerto de Bilbao como referencia: aquí ha logrado ganar el Partido Nacionalista Vasco, con Podemos muy cerca y fuerte caída de PSOE y PP. Complicada la situación en el conjunto de Euskadi, habida cuenta de las peticiones tradicionales de la esfera nacionalista vasca en conjunción ahora con los votos de Podemos.
En el Mediterráneo más de lo mismo. En Barcelona y Tarragona, los dos puertos catalanes de interés general y entre los cinco mayores del Estado, el Partido Popular ha reculado hasta casi desaparecer de la esfera política. La irrupción de En Comú Podem y C’s y las buenas cifras de Esquerra Republicana hacen complicado negociar con un Gobierno central en manos de PP o PSOE. Desde Catalunya se seguirá reclamando una mayor independencia, al menos en la gestión de los enclaves.
En el caso de la comunidad catalana a estos resultados se le tienen que sumar los de las últimas elecciones autonómicas. La victoria entonces de la conjunción de Artur Mas y Oriol Junqueras y los sorprendentes resultados de la izquierda independentista anti-sistema representada por la CUP hacen que un posible acuerdo de investidura en las próximas semanas, en caso de producirse, pueda poner en peligro la presidencia actual del puerto de Tarragona, como teme su presidente Josep Andreu. En cambio, Sixte Cambra, en Barcelona, está bien visto como gestor y por su savoir-faire… a pesar de Madrid.
Es también complicada la situación en la Comunidad Valenciana, donde el Partido Popular ha perdido su tradicional mayoría en favor de alternativas sólidas como las que presenta Podemos Compromís sumado al PSOE, que ya gobiernan la comunidad autónoma. A los cambios que ha habido en las presidencias de los puertos levantinos se le suma ahora el poder que los electores han otorgado en estas generales a la izquierda valenciana. Sin ir más lejos, en la capital del Turia, el principal puerto valenciano, el PP ha perdido más de 20 puntos.
Veremos las demandas que se plantean desde la Generalitat que encabeza el socialista Ximo Puig vistos estos resultados. Pero todo apunta a que pretenden dejar a Madrid al margen de la gestión de las instalaciones de interés general; un caso similar al de sus vecinos catalanes.
La situación en Murcia es, por su parte, similar a la de Gijón o Santander. Han ganado los populares, pero en el caso de esta región, antigua salida al mar desde Castilla, y concretamente en Cartagena, donde se ubica su principal puerto, la presencia de Ciudadanos es importante.
Por lo que respecta a Andalucía, el partido socialista que lidera Susana Díaz se ha mantenido respecto a elecciones anteriores, mientras que el Partido Popular, que ha descendido más de 15 puntos, ha perdido hasta 12 diputados respecto a las elecciones pasadas. La irrupción de Podemos también ha sido importante en tierras andaluzas, con diez escaños de los 61 que se disputaban. Junto al PSOE conformarían una mayoría. Por municipios, en Algeciras ha vencido el PP. Sin embargo, lo han hecho con 23 puntos menos.
De entre los principales puertos españoles, el gaditano resulta ser el más próximo al Partido Popular tras las elecciones. Aunque, de conformar gobierno Mariano Rajoy, las inversiones en Andalucía podrían disminuir, teniendo en cuenta que en el conjunto de la Comunidad Autónoma han perdido cerca de 700.000 votos. En política se tienden a devolver los favores.
En los archipiélagos también se ha dado un importante vuelco a la situación. Pese a la victoria del PP, Podemos, PSOE y Coalición Canaria podrían forzar más atención de la hasta ahora recibida desde Madrid en las islas canarias, particularmente en Tenerife. Por su parte, la situación ha dado un giro en Baleares, donde el PP ha perdido su mayoría de diputados y se ha dado entrada a Podemos y C’s.
Finalmente, hablar de Ceuta y Melilla como puertos de interés general resulta, cuanto menos, curioso desde una estricta óptica económica. Mejor ahorrar comentarios.
En resumen: la situación política ha cambiado mucho y presenta ahora un panorama más complejo. Desde una mayoría absoluta (sea de izquierdas o de derechas) se toman decisiones que no siempre coinciden con las necesidades de la sociedad; en los últimos cuatro años en Madrid se ha mandado a base de decretazos.
En el aspecto marítimo, si bien la Dirección General de la Marina Mercante ha mejorado en algunos aspectos (gracias al talante de Rafael Rodríguez Valero y al diálogo con los principales actores del panorama marítimo nacional), con nuevas leyes como la de Navegación, o la inclusión del –hasta ahora olvidado- sector náutico en la agenda política; la situación en el organismo Puertos del Estado ha sido totalmente diferente apostando por el “ordeno y mando”.
Sea cual sea el resultado final de las negociaciones para formar gobierno (o incluso si hubiera nuevas elecciones en primavera) José Llorca y, junto a él, su responsable de comunicación, Eva Miquel; deberían dejar su cargo a personas más conciliadoras y menos partidistas… y sin tantos amiguismos entre algunos medios de comunicación a los que subvencionan –de forma directa o indirecta, con presiones- por los servicios prestados.
Siempre está la opción de crecer como lo hacen en el resto del mundo, con un sistema portuario potente en base a instalaciones de referencia, gestionadas con flexibilidad y sin imposiciones absurdas desde despachos centrales que actúan más pendientes de los votos que de los beneficios para el país.
Solución al problema de la estiba antes que desde Bruselas nos multen, libertad para la fijación de las tarifas en cada puerto a nivel individualizado, división de las áreas portuarias por franjas y/o fachadas, soluciones al practicaje, el amarre o el remolque, gestión profesionalizada desde el ministerio, inversiones cuando tocan y donde éstas sean necesarias para el crecimiento económico, quizás una Ley de Puertos que cuente con el beneplácito del conjunto del arco parlamentario… son sólo algunas de las medidas que deberían plantearse los nuevos diputados. En todo caso, los puertos seguirán la tendencia al crecimiento, con o sin la presencia de un ente manipulador ubicado a 400 km del puerto marítimo más cercano.
La decisión no está tomada, pero los nuevos partidos que surgen de estas elecciones generales deben tener un papel preponderante en las futuras decisiones que afectan al sistema marítimo y portuario español y, por el bien común, esperamos que acierten.