Según la información recogida por el Colegio Oficial de Ingenieros Navales, el astillero coreano está tomando medidas drásticas para asegurar su supervivencia más allá de mediados de 2016, ante el desplome de la cartera de pedidos y la falta de liquidez que sufre la empresa, que sigue luchando por entregar pedidos en espera.
Para asegurar la continuación de la empresa está previsto prescindir de 800 puestos de trabajos, o el 30% del personal, de alrededor de 2.600, y la reducción del 10% del salario y simplificar la estructura organizativa. La reestructuración es la única vía para continuar adelante.
El astillero, que hoy es el cuarto más grande del mundo, planea reducirse a la mitad enfocándose únicamente en petroleros y retirándose del sector offshore y buques especiales.