La crisis de la Covid-19 parece que también ha hecho mella en la cifra de registradoras de barcos que cuentan con el visto bueno de las autoridades estatales para actuar en su nombre. Así se desprende del número anual de la revista de la International Association of Classification Societies (IACS), la principal asociación clasificadora a nivel mundial. El número de entidades reconocidas a nivel global para registrar un buque en 2020 fue de 843, cifra que se queda un 20% de las 1.055 de un año antes. La IACS recuerda que el indicador determina las entidades con autorización general o permanente para actuar en su nombre para cualquier certificado legal.

Por su parte, el número de peritos que participan exclusivamente en los reconocimientos de los buques se ha mantenido estable durante el último año. Tomando como referencia los datos de la propia publicación de la IACS, en 2020 se contabilizaron 11.350 a nivel mundial, 100 más que en 2019.

Además de esta referencias, la revista anual de la International Association of Classification Societies contiene artículos sobre el trabajo de la entidad, en el que destacan análisis sobre las emisiones de gases de efecto invernadero, los estudios a distancia y la ciberseguridad, así como artículos técnicos detallados sobre la corrosión y la estabilidad. También hay actualizaciones sobre los cambios en la estructura de gobierno de la IACS y un comentario sobre su respuesta a la pandemia de la Covid-19.
El trabajo en remoto
Obligados por la pandemia, inspectores y empresas registradoras tuvieron que trabajar buena parte del año a través de sistemas remotos. En uno de los artículos de la revista se vaticina que “es muy probable que haya un mayor y progresivo desarrollo y adopción de los informes a distancia más allá de la situación de emergencia de Covid-19, garantizando al mismo tiempo normas de calidad y seguridad comparables».
De la misma forma, la IACS prevé que en el caso de las auditorías a distancias, estas también pueden erigirse en una alternativa realista en determinadas circunstancias y “sin duda, han llegado para quedarse”. Para acelerar este proceso, la IACS se ofrece a la Organización Marítima Mundial (OMI) para ayudarla a la traducción de la experiencia práctica de la aplicación de este sistema a un lenguaje que favorezca el desarrollo de una normativa propia.