No obstante, son muchas las dudas que surgen por parte de las compañías aseguradoras de los buques: Las tormentas marítimas en este amplio área, la presencia de densos bancos de niebla y, sobretodo, los bloques de hielo flotantes (icebergs) hacen que desde, Manhattan, la city londinense o el distrito shanghaiano de Pudong (sedes de la mayor parte de las aseguradoras internacionales) muestren recelos.
Más teniendo en cuenta el anuncio, hace pocos días, del Gobierno de Egipto para emprender una ampliación del canal interoceánico de Suez (ver noticia relacionada) que reduciría el tiempo de espera en, al menos dos días por trayecto en el caso de las rutas Asia-Europa.
A esto también se le debe añadir que las tripulaciones deberían estar mejor formadas en temas de seguridad de navegación en ambientes gélidos, con lo que comporta un mayor coste para las navieras. La viabilidad comercial del tránsito en el Ártico tiene también dependencia de la capacidad -y la tecnología- de los buques que puedan navegar por sus aguas, así como de la construcción y/o adecuación de las zonas portuarias que puedan darles servicio.
En estos momentos, la mayoría de las tripulaciones carecen de la experiencia suficiente para navegar por la zona y las aseguradoras requieren más información y más detallada acerca de las rutas, la capacidad de los buques, la formación del personal, y los servicios de salvamento de que disponen a bordo; además de la planificación para la retirada y la recuperación de los restos en caso de accidente, derramamiento o naufragio. También deben estar seguras de los riesgos a asumir en caso de contaminación medioambiental.
Los cálculos realizados indican que un barco tiene que recorrer 10.600 kilómetros para llegar por la ruta ártica desde Murmansk (ciudad rusa ubicada en el mar de Barents, y cercana a la frontera con Noruega y Finlandia) al puerto de Shanghai, mientras que si opta por cruzar el Canal de Suez necesita viajar cerca de 7.000 Km. más para llegar al mismo lugar.
Al margen de los temas de seguros, lo cierto es que bordear el Ártico desde el Sudeste asiático tampoco aporta las ventajas a nivel económico que sí ofrece, por ejemplo, el realizar escalas en diversos puertos de paso en las rutas tradicionales Asia-Europa. El comercio exterior internacional podría verse resentido en la zona del Mediterráneo y en Oriente Medio.