Tras el proceso correspondiente, la naviera Diana Shipping Services (DSS) ha sido condenada a pagar una multa de 1,1 millones de dólares por irregularidades en el Libro de Registros de Hidrocarburos, falsificación de datos y manipulación dolosa de instalaciones de control. El jefe de máquinas del buque ha sido condenado por ordenar al personal de máquinas que mintiera a los inspectores del USCG sobre las violaciones reiteradas de las prescripciones del convenio MARPOL.
Con esos datos, resulta muy llamativa la declaración del director de la naviera DSS, Ioannis Zafirakis, quien para justificarse aseguró que la compañía había superado con nota una revisión del sistema de gestión operacional y que tenía en vigor el Sistema de Gestión Medioambiental (Enhanced Environmental Management System, EEMS), el cual garantiza sobre el papel que los buques operados por DSS cumplen todas las normas medioambientales que les sean de aplicación. Además, añadió Zafirakis, el EEMS había sido recientemente auditado y había conseguido que le concedieran la certificación de la ISO 14001.
El papel lo aguanta todo. La compañía y el buque contaban con una documentación impoluta, intachable e inatacable. Pero la realidad es que una y otro ejercían de fuente de contaminación continua del medio marino. Una historia fatigosa.