La UK Chamber of Shipping ha encargado este informe a la consultora Amec para dar respuesta a una reunión ministerial celebrada el año pasado, que pidió una evaluación de los efectos que la aplicación de estas normas tendría en el Reino Unido. En menos de dos años, las nuevas normas obligarán a los armadores del Norte de Europa a utilizar un combustible marino con un contenido de azufre inferior a 0,1%. Para la mayoría de los buques, esto significará utilizar combustibles destilados, del orden de un 60% más caros.
El informe de Amec concluye que la aplicación de estas medidas exigiría el aumento del flete del transporte marítimo de mercancías y pasajeros para cubrir costes, un aumento que podría llegar, en algunos casos, hasta el 29%. Esto generará un considerable desvío del transporte de mercancías hacia la carretera (entre 1,3 y 3,6 millones de toneladas) y consecuentemente, un aumento de las emisiones de CO2 a la atmósfera. Adicionalmente, traerá consigo el cierre de líneas marítimas, la pérdida de más de 2.000 empleos en el sector marítimo y una mayor saturación de las carreteras.
Según David Balston, director del gabinete de seguridad y medio ambiente de la asociación, los armadores no cuestionan la necesidad de reducir las emisiones de azufre procedentes del transporte marítimo, pero sí consideran un asunto de gran preocupación el escaso tiempo en el que deben aplicarlas y los altos costes financieros y medioambientales que ello implica.
Se razona que el uso de gas natural licuado como combustible marino o la instalación a bordo de sistemas de depuración de gases de escape (scrubbers) en general sólo serán adecuados para determinados buques de nueva construcción.
La UK Chamber of Shipping presentará este informe al gobierno británico el próximo 20 de marzo.