Tanto jefes de máquinas como capitanes, como responsables últimos, tienen una buena papeleta a partir del día 1 de enero al entrar en puerto o en aguas territoriales de determinados países.0
Si utilizan scrubbers, sabrán que varios puertos europeos prohíben el uso de lanzar aguas residuales de los modelos abiertos dentro del radio de 12 millas y, naturalmente, en el propio puerto, además de otros países a lo largo y ancho del globo terráqueo. Así es que deberán de usar un scrubber híbrido o cerrado o, alternativamente, cambiar a un combustible que contenga por debajo de 0,5% de azufre.
Si no utiliza scrubbers, aparentemente estará en orden, excepto en aguas ECA (Emission Control Areas) en las que el contenido de azufre deberá ser menor del 0,1%.
Ahora hace un año vimos como el capitán del AZURA, crucero de P&O en escala en Marsella vio como era multado con 100.000 euros por consumir fuel con contenido de 1,68% de azufre –0,18% por encima del 1,50% permitido por las autoridades francesas para los buques de pasaje que “escalan regularmente en el puerto”. Gracias a un buen manejo de estas cláusulas por parte de un excelente abogado, el capitán y el jefe de máquinas se libraron de males mayores.
Pero, ¿qué va a pasar ahora? Los cambios de combustible en el momento en que sea necesario por su obligación ocasionarán diferentes problemas técnicos, además de posibles pérdidas de arrancada entre otras posibles incidencias.
Y todo ello se suma al estrés, ya bastante tratado en organismo marítimos, de la oficialidad de los buques mercantes: a la soledad, aislamiento, papeleo, burocracia en los puertos, etc. ahora le sumamos el riesgo por uso de combustible inadecuado y contaminador.