El presidente del ejecutivo gallego avanzó la semana pasada (leer noticia relacionada) que Pemex estaría estudiando la entrada en el capital de un astillero gallego y, según diferentes informaciones a las que NAUCHERglobal ha tenido acceso, la elección es Barreras, por encima de Navantia.
La realidad económica de estos astilleros privados (que hace pocas semanas salvaron una situación de preapertura de expediente de regulación) hacen posible la entrada de capital externo en la compañía, un concepto que está ligado a la construcción de dos hoteles flotantes por un importe conjunto de 300 millones de euros, firmados a finales del pasado año por Pemex (uno para Navantia y el otro para Barreras) y a los que les faltaba las condiciones crediticias de las entidades financieras.
El hecho es que Pemex (que pese a ser una firma mercantil de cara a los mercados internacionales actúa bajo el paraguas del Gobierno mexicano) no debería tener problemas a la hora de pedir un crédito bancario, pues se trata de una de las mayores empresas -sino la mayor- del Estado norteamericano, por lo que la jugada puede haber sido maestra… para sus intereses.
La cronología podría ser la siguiente: en primer lugar firman en 2012 la construcción de los dos buques (con la consiguiente carga de trabajo para los astilleros, que deberían contratar a más personal) con lo que tienen a los trabajadores de su parte. Sobre este aspecto ya se han escuchado las primeras voces del presidente del comité de empresa de Barreras, Sergio Gálvez, quien señaló en declaraciones recogidas por la agencia Europa Press, que Pemex sería un «buen socio para cualquier astillero» de la Ría de Vigo.
Y, en segundo lugar, acuden al rescate de una empresa muy bien preparada tecnológicamente, pero acuciada por problemas económicos y laborales que, además, celebrará -curiosamente- el próximo 6 de mayo una junta extraordinaria de accionistas, con una ampliación de capital como punto fundamental del orden del día.
Se trata de un órdago: o entran en el capital de Barreras, o Vigo -y Galicia- se podrían olvidar de fabricar los dos buques-hotel, con el consiguiente enfado de los trabajadores en un sector, el de la construcción naval, poco amigable a cambios drásticos y con un historial de conflictos con la patronal importante.
La parte política, a todo esto, también forma parte de este entramado de negocio. Aunque Núñez Feijóo no desvelara la pasada semana el nombre del astillero lo cierto es que ya se sobreentendía que era Barreras y no Navantia el escogido para la apuesta de Pemex. Los astilleros públicos, eran mimados en época del bipartito encabezado por el PSdG y el BNG. La actual Xunta la preside el PP… Hagan cuentas.
Una vez que Pemex entre en el capital de Barreras se anunciará la financiación necesaria para construir los dos hoteles flotantes. Tiempo al tiempo. Como contraprestación, Pemex se instalará en el puerto exterior de La Coruña, cortesía del ministerio de Fomento (leer artículo relacionado) con unas condiciones favorables.
También a cambio, la petrolera mexicana podría escoger Galicia (concretamente a Barreras) para participar en la renovación de la flota menor emprendida por Pemex, y que supondrá una inversión de 240 millones de dólares y será anunciada a finales del presente semestre. Por lógica empresarial, si una compañía lleva a cabo la construcción de buques, lo hará en aquellos astilleros en los que participe accionarialmente.