El proyecto, declarado de utilidad pública en junio del año 2010, tramitado de urgencia y que hace pocos meses entró en operación, cuenta con dos plataformas off-shore unidas entre sí, una de procesos y otra de inyección y extracción de los pozos.
La plataforma de pozos fue construida en sólo ocho meses y cuenta con una superficie de 800 metros cuadrados, divididos en dos plantas y con un peso superior a las 3.000 toneladas; es la primera en entrar en servicio durante la operativa. Esta plataforma contiene los elementos necesarios que dan soporte a la perforación de los 13 pozos (perforados durante 18 meses), así como las balizas y los equipos de evacuación de emergencia.
La plataforma de procesos, cuya construcción duró 26 meses cuenta con tres cubiertas y un peso de 18.000 toneladas, y contiene los compresores que permiten comprimir el gas antes de inyectarlo al subsuelo. Las piezas para montar ambas plataformas se construyeron en Texas (Estados Unidos), el denominado top side; y en Cádiz, la parte de la base o jacket (anclada al fondo y con un puntal de 78 metros) y su ensamblaje fue realizado mar adentro en Vinaroz.
Ambas plataformas se fijan al lecho marino mediante 12 pilotes que actúan como cimientos a una profundidad superior a los 90 metros. Cada uno de estos pilotes cuenta con 100 metros de longitud por dos metros de diámetro y un peso de 300 toneladas.
Para su posicionamiento mar adentro, se utilizó la segunda grúa marina más grande del mundo, la SAIPEM 7000, con una capacidad de izado de 14.200 toneladas en su brazo principal y de 7.100 toneladas en su pluma auxiliar, a bordo del buque semi-sumergible THIALF, de bandera panameña. Entre ambas plataformas hay un puente, de 250 toneladas, que las une para formar una única estructura marina.
Según la compañía, el Proyecto Castor se construyó superando las pruebas de seguridad y medioambientales más exigentes, aunque no se realizaron simulaciones sísmicas, pese a hallarse en las inmediaciones de la falla de Amposta, con 54 kilómetros de longitud documentados y que, según los geólogos podría producir seísmos de hasta 7,1 grados en la escala de Richter en intervalos de 53.000 años. No obstante, los geólogos no descartan que la inyección de gas haya podido acelerar este proceso.
La operativa consiste en recoger el gas natural desde la red española de gasoductos hacia la planta de tratamiento Ignacio Pérez, ubicada tierra adentro en la localidad de Vinaroz. Allí, mediante diversos y complejos mecanismos, se comprime más y se enfría. Una vez enfriado, a temperatura de trabajo, el gas se envía al gasoducto (de 30 kilómetros -22 de ellos en trazado submarino- por 30 pulgadas de diámetro y construido con un acero especial que lo conduce hasta la plataforma marina, donde los turbocompresores finales elevarán su presión de manera que el gas es inyectado al interior del almacén subterráneo, situado a 1.800 metros de profundidad bajo el lecho marino. De manera que, cuando la red lo requiera, el gas podrán volver en condiciones idóneas, garantizando -antes, en la planta- su composición y pureza.
El Proyecto Castor, que es propiedad de la compañía Escal UGS (participada mayoritariamente por la constructora ACS), tiene una capacidad para albergar 1.900 millones de metros cúbicos de gas y su capacidad de inyección asciende a los 8 millones de metros cúbicos.
Castor, con la actividad interrumpida a causa de los movimientos sísmicos, está ubicada en un antiguo pozo petrolífero, situado a 1.750 metros de profundidad. Se trata del tercer mayor yacimiento de España por capacidad tras el de Brihuega (en Guadalajara) y Gaviota, en Bermeo (Vizcaya) con una capacidad para almacenar hasta una tercera parte de la demanda estimada de gas del sistema estatal durante, al menos, 50 días.
En España existen seis almacenes de similares características a las de Castor, (sólo dos -incluido el de Vinaroz- en mar abierto), de los 627 almacenamientos subterráneos de gas (81 ubicados mar adentro) que existen en el mundo.