Sekimizu indicó que el número de vidas que se pierden anualmente en el mar se ha aproximado al millar en los últimos cinco años. A pesar de la dificultad para la obtención de datos precisos y fiables sobre los fallecimientos, dijo que las cifras aproximadas en 2012 incluían aproximadamente 100 vidas perdidas en el sector de la pesca, 400 en operaciones nacionales, y alrededor de 500 en operaciones internacionales de transporte.
«Un objetivo ambicioso, pero alcanzable -señaló el secretario general- sería apuntar a una reducción del 50%, en el horizonte del año 2015». Sekimizu concluyó que la cuestión podría abordarse en el Simposio de la OMI sobre seguridad en los buques del próximo mes de junio.
En este sentido, identificó una serie de mecanismos a tener en cuenta: la entrada en vigor del Protocolo de Torremolinos para mejorar la seguridad de los buques pesqueros, cooperación de la OMI en el ámbito de la seguridad de los transbordadores en rutas domésticas, y la realización de una campaña de «Accidente Cero» en colaboración con la Asociación Marítima y Autoridades de Faros (IALA).
En cuanto a los ataques de piratería y la toma de rehenes, Sekimizu dijo que 2012 había sido un año alentador, habiendo sido testigos de una importante reducción de incidentes de piratería en las costas de Somalia y en el Océano Índico. Sin embargo, 12 buques y 159 personas se encuentran todavía en manos de piratas somalíes.
El secretario general confesó que la erradicación completa de la piratería frente a las costas de Somalia y la liberación de todos los rehenes serían los objetivos más ambiciosos.
En un frente más amplio, confirmó su apoyo a las iniciativas de las Naciones Unidas y de la comunidad internacional para ayudar a los somalíes a restablecer la ley y el orden en su país y establecer, de este modo, medios de subsistencia económica propios. Además, instó a los países del África occidental a mejorar la seguridad marítima y con el objetivo de liberar los espacios marítimos de piratería en la región.
